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Mi carrera completa, ya recibida de la universidad, con un título de arquitectura, todo era perfecto. Sé que estaba mal tomar la ventaja de que mi papá y Hyuna no están casados, pero todo era para una buena causa, para poder vivir una vida con mi Kook, tal y cuál como lo prometimos desde un principio.
Me pasaba por la cabeza ese sentimiento culpa del "que mal que se divorciaron, se veían tan bien juntos" Pero bueno ellos tomaron esa desición, yo no soy quién para juzgarlos, mucho menos cuando no me juzgaron a mi por querer tener una relación formal con mi ex hermanastro. Al contrario, me dijeron que tome la iniciativa de estar en un futuro con Jungkook. Eso me alegró, porque estaban al tanto y aceptaban que nosotros nos queríamos.
Me había bajado del avión, ya estába en mi ciudad, feliz de la vida. A lo lejos divisó a mi papá y a Hyuna, me saludan eufóricos con la mano en el aire. Me acerco corriendo casi tirando las maletas en el camino, nos abrazamos, besos en las mejillas y demás afecto. Ellos me llevarían de nuevo a casa, donde vivíamos hasta antes de que yo me vaya, seguía igual de bien cuidada. Me dijeron que JungKook estaba en casa de su amigo TaeHyung, también me dijeron que todas las mamás de sus amigos sabían y habían acordado de hacerle una fiesta, sencilla dentro de todo pero animada.
Hyuna les había dicho a las demás mamás que yo sería el regalo perfecto que JungKookie quería, ya que me contó que en las noches lloraba en silencio pensando en tí, me dió ternura así que acepté, acordamos entonces que sería yo el regalo de parte de todos para JungKook. Me dijeron que podía instalarme nuevamente en mi cuarto, agarré mi maleta y subí a mi habitación. Todo igual a como cuando me fuí, ¿seguirá "eso" ahí? - me pregunté en mi cabeza.
— ¡Bingo! — rebusqué entre los cajones encontrando lo que quería.
Tome la caja en mis manos, era una lencería bonita de encaje negro que había comprado para salir o ir a alguna fiesta, pero lastimosamente no me quedaba de talla. Mi cuerpo se había desarrollado mucho desde que me fuí, ya era toda una mujer, a mis dieciocho años era una de las famosas "chica tablita" no me molestaba ya que mis atributos seguían en desarrollo, pero drásticamente mi cuerpo cambió, como todo cuerpo adolescente entrada en la tapa adulta, tenía más busto, cintura más definida, muslos firmes y unos glúteos muy sabrosos como me decían los alemanes.
Decidí en probarme otro que tenía a estrenar, este lo traje conmigo desde Alemania, este me quedaba a punto caramelo, como anillo al dedo. Me coloque un vestido lindo negro con fruncidos regulables a los costados, me podía llegar a mitad de los muslos o hasta las rodillas. Quise ser más prudente y colocarlo poco más arriba de las rodillas, al punto justo, unos tacones de aguja pero con punta redondeada de color negro con el broche dorado, y por último mi chaqueta de cuero negra infaltable, Jungkook me la regaló cuando cumplí diecisiete. Me puse una máscara de pestañas, y un labial de color rojo oscuro, me veía sensual pero elegante.
