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Narra Jade

La noche había terminado exitosamente, nos despedimos de todos regresando a casa un poco agotados.

Llegamos al penthouse de Ray como de costumbre, caminamos a la sala con dos botellas de Moët tomando asiento en el piso frente aquella ventana gigante con vista de la preciosa isla.

Raymond: cada vez que me sentaba aquí me recordaba a ti.
Jade: ¿Por qué? (Lo miro)
Raymond: ¿No lo recuerdas? (Me sonríe coqueto)
Jade: ese día amanecimos (me río)
Raymond: una de las primeras noches que me dejaste tocar perfectamente tu cuerpo.
Jade: ¿Lo volverías hacer?
Raymond: cuántas veces me lo permitas.
Jade: hazlo (lo miro)
Raymond: ¿Estás segura?
Jade: Ray, debemos seguir nuestra vida y en futuro tener más niños, eso es lo que nuestra pequeña quería.
Raymond: lo sé.
Jade: extrañaba tanto estos momentos.
Raymond: ¿Me permites bailar una pieza contigo?
Jade: por supuesto (le sonrió)

Nos levantamos del piso Ray puso mi canción favorita, lentamente comenzamos a bailar abrazados mi cabeza reposaba en su pecho escuchando los latidos de su corazón.

Raymond: te amo (me susurra)
Jade: yo te amo más (beso su pecho)
Raymond: no importa cuántas veces te siga viendo, todas esas veces te pediré perdón.
Jade: y yo te seguiré perdonando una y mil veces, puede que al principio todo esto inicio mal sin embargo nos dimos cuenta que nos amamos con la mejor versión nuestra.
Raymond: mi esperanza de volver amarte jamás se esfumó aún sabiendo si no me seguías amando.
Jade: siempre te ame y por siempre te amare (lo miro a los ojos) te hice una promesa y la cumpliré.
Raymond: siempre será un buen día para amarte (acaricia mis mejillas) sin importar que el sol no salga.

Narra Raymond

La beso lentamente bajando hasta su cuello inhalando su embriagador aroma de rosas, mis manos bajan lentamente los tirantes de su vestido deslizándose por su piel blanca y suave pequeños gemidos salen de sus labios rojos, se separa de mi caminando a las escaleras las cuales sube con sensualidad, la sigo hipnotizado hasta la habitación.

Raymond: te deseo (digo viéndola fijamente)
Jade: yo te deseo aún más (me sonríe coqueta)

Desliza el vestido hasta dejarlo caer completamente al suelo dejando a la vista una lencería de encaje rojo (imágen en galería) aún con sus tacones camina hasta mi besándome con pasión mis manos rodean su cintura hasta bajar a su trasero apretando fuertemente cada uno de sus glúteos.

Jade: por favor Ray (susurra)
Raymond: silencio, amor mío (beso su cuello)

Retiro bruscamente su lencería dejando su cuerpo desnudo frente a mi, sus manos quitan los botones de mi camisa con desespero hasta lograr quitar la prenda, retiro rápidamente el resto de ropa sentándome en la orilla de la cama dejando que ella se monte encima de mí penetrando se lentamente, sus paredes me reciben cálidamente mientras reparto besos por su cuello hasta darle atención a sus senos.

Sus gemidos son altos, sus movimientos son tan profundos y tan sexis que a simple vista está bailando sobre mí, el reflejo en el espejo de frente deja ver su rostro sonrojado con sus ojos cerrados y su boca entre abierta.

La recuesto en la cama tomando control de mis propios movimientos dejando sus tobillos en mis hombros apretando su cintura en cada embestida, su cuerpo se arquea dejando salir entre gemidos mi nombre sintiendo como su orgasmo arrasa con ella es lo único que necesito para correrme dentro de ella, mi cuerpo sudoroso descansa en su vientre.

Jade: me sigues sorprendiendo cada día (me sonríe)
Raymond: cuando se trata de ti, siempre lo haré.
Jade: eso me encanta (me atrae hasta ella) esto aún inicia mi amor.
Raymond: lo sé perfectamente.

Cuando nuestras respiraciones están normales la beso posesibamente acariciando su intimidad con mis dedos sintiendo como de nuevo la temperatura de ambos asciende. Se recuesta boca abajo apoyada en rodillas y codos dejando su trasero en su máximo esplendor, mi erección crece aún más cuando un gemido alto sale de sus labios al sentir el azote en su trasero, paso mi erección en su intimidad y su centro sin penetrarla, cuando menos lo espera entro en ella de golpe azotando fuerte su trasero embistiendo rápido y fuerte.

Las embestidas son rudas al igual que mis azotes, sus nalgas están completamente rojas al igual que mis palmas, ambos estamos por llegar solamente basto unas cuantas embestidas más para hacer que ella se corriera haciendo que yo mismo lo haga dentro de ella una vez más.

Toda la noche paso así, el amanecer se hizo presente dejando que los rayos del sol me hicieran admirar aún más el cuerpo de mi mujer, el cansancio nos ganó dejando que quedáramos dormidos abrazados entre las sábanas blancas cubriendo nuestra desnudes.

La Mejor Versión De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora