Imagina.
En aquella colonia de familias de clase media alta, vivía una hermosa joven de hermosos ojos cafés, cabello negro, piel blanca, labios carnosos y rosados, una auténtica muñequita de aparador; era hija de un excelente boticario y una agil costurera, al ser hija única, tenía lo mejor, sus padres se habían esforzado por darle todo.
Aquel día Diana se despertó muy temprano para arreglarse, era su primer día en la universidad y no quería llegar tarde, vistió un vestido azul que le llegaba a sus blancas rodilla y aquellos coquetos tirantes dejaban al descubierto sus hermosos hombros, recogió su cabello con un listo blanco, uso un labial rojo que hacía que sus ojos cafés resaltaran más con aquellas discretas y coquetas pecas, sus pecho firmes y sus voluntosas nalgas hacían que aquel vestido hecho por su madre pareciera ser las más finas boutiques , calzo unas zapatillas azules a juego y una discreta gargantilla, ella era hermosa sin duda alguna....
_ Ya estoy lista.
_ ohh, que hermosas luces hija.
_ Demasiado hermosa, a veces tengo miedo que me roben a mi pequeña.
_Hay papá, que exagerado eres.
_ No exageró Diana, anda apresurate que llegamos tarde.
_ Si papá, al rato nos vemos mami.
_ Cuidate mucho hermosa, mucho suerte
_ Siiii.
Diana se marchó junto a su padre que la dejaría en las afuera de la universidad mientras él se marcharia a su consultorio.
Por otro lado, Héctor , un apuesto profesor, joven, alto, fornido, ojos verdes, cabello castaño, con un rostro tallado por los mismo dioses, se arreglaba para ir a su primer día como profesor en la universidad..
_ Me retiro mamá, deseame suerte
_ Éxito mi amor, la suerte es para los mediocres
_ Jajaja, si hermosa, tienes razón.
Llegando a la prestigiada universidad, Diana bajo rápidamente del auto de su padre, mientras Héctor subía por las escalera del estacionamiento para profesores de la universidad, ambos iban en la misma dirección, el timbre sono y ambos apresuraron el paso, justo al dar vuelta en un pasillo ambos chocaron, haciendo que los libros de Diana cayeran, Héctor apenado se apresuró a levantar los libros sin levantar la mirada, al mismo tiempo que ambos se disculpaban.
_ Disculpa, que gran descuidado soy.
_ No disculpame tú a mi, no me fije.
La dulce voz de Diana hizo que Héctor levantará su mirada y fijara sus hermosos ojos verdes en los bellos ojos cafés de Diana, cuya mirada estaba enmarcada de unas cejas naturalmente hermosas y unas pestañas abundantes y rizadas.
_ Que hermosos ojos tienes
_ Gracias, igualmente.
El timbre sono nuevamente de pronto, ambos se disculparon una vez más y se retiraron al instante.
Algo había pasado, una chispa entre ambos había comenzado, ella entró a su salón pesando en los hermosos ojos de aquel adonis y él no pudo evitar voltear atrás y ver aquellas caderas que parecían bailar a cada paso, dando lugar a la hermosa vista de sus nalgas que formaban un hermoso corazón.
_ Uff, que bella
Continuará...
Eba Mtz.
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Erótica (Finalizada)
RandomVamos a perdernos en nuestro mundo de lectura donde los sueños se hacen posible