Creanme, me preparé, realmente me preparé para la reunión que ambos nos habíamos prometido esa tarde de jueves. Pero hice algo que nunca había hecho y era lucir lo más provocativa posible. Sí, yo, la que no se miraba al espejo más de dos veces se puso su mejor falda, tacones y traté de arreglar el desastre de mi cabello para salir a matar. A matar al jefe. Con besos y sexo. ¿Qué podía fallar?
Esperé emocionada hasta que se hizo la hora, ansiosa por saber que iba a suceder con nuestra historia. Habían pasado varios días en donde él me ignoró por completo luego de lo sucedido en mi casa y yo me sentía culpable. Pero también tenía algunas dudas que consultarle. había algo en él que no me terminaba de cerrar y quería decírselo.
Marcus nunca se había fijado en mí, ni siquiera en reuniones en donde yo tenía la palabra y podía mirarme, normalmente estaba con el teléfono o hablando con otros. Esto no era una historia romántica en donde el jefe siempre estuvo enamorado de mi y si me decía eso iba a estar un poco enojada. Solo se había interesado en mi cuando le comenté que quería tener sexo con él, bueno, más bien le exigí. ¿Entienden mi problema? ¿Y si él quería abusar de mi? Y no digo abusar de sexo no consentido, sino más bien de... ya sabe, que me viniera a regar las planta, se llevara el dinero y no volviera a hacer su trabajo. Yo no era fanática del sexo casual, sino claramente estaría mi cuerpo en una aplicación de las nuevas que se usan, sino más bien quería una relación. Si iba a frotar mi cuerpo contra otro, quería que fuera por un largo tiempo. No te digo para siempre, pero quería una relación. Y Marcus parecía interesado solamente en el sexo, por lo tanto, estaba dudosa.
Sin contar que no sirvió hablar de él con mis compañeras de trabajo, fue mucho peor. Laura lo odiaba, la rubia perfecta de mi compañera, letrada y con millones de títulos, no podía ni siquiera encontrarse cara a cara con mi jefe que ya empezaban las discusiones. Y volaban chispas, aunque no de las buenas. Todo el mundo comentaba que tenía un muñeco vudú debajo de la mesa que lo usaba para pinchar muy seguido a Marcus.
Después estaba mi supervisora, que me dijo algo que no quería escuchar. Me comentó que Marcus no tenía una novia fija, que era cuestión que entre a sus redes sociales para notar que cambiaba de novia como de calzón. Y sí, lo comprobé de una manera un poco mala. Entré a su instagram y vi como las mujeres bailaban por su cuenta, de todo tipo y con los mejores cuerpos posibles. Yo no entraba en ese estandarte con mi culo enorme y mis caderas gigantes. Con suerte entraba en la silla del transporte público.
Y cuando seguí preguntando por él solo me respondieron que era un oportunista, que siempre miraba a las chicas lindas para llevarselas a su casa y muchas cosas más horribles que yo no quería escuchar. En un momento mi supervisora, que para mi sorpresa mostró signos de preocupación, me habló en voz baja en medio del almuerzo.
—¿Estás teniendo algo con Marcus, Elizabeth?
—¿Qué? ¡No, no! Solo preguntaba. Me llama la atención que alguien con ese rostro y cuerpo no tenga novia.
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La lista del jefe [Editorial Scott #1]
ChickLit✨ Finalista en los premios Wattys 2021✨ ✨ Finalista en los premios Wattys 2022✨ Lizzie está a punto de cumplir veinticinco años y hay algo que desea más que nada en el mundo: perder la virginidad. Por error, envía a su jefe una lista con pasos a seg...