𝕋𝕙𝕚𝕤 𝕄𝕪 𝔽𝕒𝕞𝕚𝕝𝕪 ┊ℍ𝕠𝕡𝕖𝔾𝕒

𝑼𝒏𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂

                      ❛Cuando más perdido estés es
                      cuando empiezas a comprender
                      lo solo que estás en este mundo❜

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JungKook solo tenía cuatro años cuando fue abandonado por sus padres en aquel parque, era sólo un pequeño niño que no comprendía lo severo de aquella situación, llegando a pensar que solo se trataba de un juego, porque ¿Quién en su sano juicio dejaría a un pequeño bebé Omega en medio de un parque y sin nada más que su pijama de conejo? Absolutamente nadie, pero los Señores Jeon se catalogaban por todo menos por gente humanitaria, y es que ellos esperaban un Alpha como hijo, no un adorable Omega, no quería criar aún Omega, no en aquella absurda y patética sociedad, así que se les vio más fácil abandonaré que quedarse a su lado.

El pequeño niño pasó horas interminable sentado en aquella banca meciendo sus piernas, pensó en que quizás sus padres habían ido a buscar comida por eso la demora, pero ya con el sol desapareciendo y la oscuridad reinando el pequeño decidió que él buscaría a sus padres, no dudo ni un minuto y sencillamente empezó a andar.

Luego de un buen rato y con el miedo correr en su pequeño cuerpecito, empezó a sollozar, estaba perdido, solo y hambriento, sus padres no estaban y él solo quería un abrazo reconfortante, no dejo de caminar aún si temblaba y los pasos que daba eran temblorosos, sus mejillas empapadas de lágrimas era lo más notorio aún más aquellos grandes ojos café que se encontraban rojos del llanto.

No pasó más de una hora caminado cuando fue encontrado por una mujer de vestimenta extraña y algo lúgubre, no había que ser un genio para saber que aquel niño estaba perdido y quizás abandonado porque a los niños Omega no se le deja solo y menos a esas altas horas de la noche. La mujer no dudo en sonreírle y ofrecer su mano, diciéndole que lo llevaría a un lugar cálido y le daría comida, JungKook ha escuchado que no es bueno irse con extraño pero el hambre y miedo pudo mas por lo que no dudo en coger la mano de aquella mujer y acompañarle. Le subieron a un pequeño y acogedor auto donde no dejaban de darle sonrisas y algunas galletas, se sentía feliz aún si al final ante sus ojos se alzaba un lugar lúgubre en medio de un bosque.

Así de aquel modo fue que terminó acabando en aquel orfanato de mala muerte, aquel lugar era igual o más lúgubre que las propias calles de Busan, la comida era insípida y ser bañado con agua fría le sentó aún peor, pero la peor experiencia fueron aquellas camas, tan duras y frías como ningún otra, el pequeño no podía quejarse, había comida y tendría donde dormir aunque eso no evitó que sollozar a de noche y escuchara a los otros niños gritarle que se callara, haciendo que se encogiera aún más en aquella fría e incomoda cama.

Con el pasar del tiempo JungKook supo que llorar no servia de nada, terminaba con su trasero rojo por la correa que usaba, o con sus mejillas marcadas por las cachetadas que le daban, sabia que si hacía mueca a la comida le harían pasar hambre por dos días, que si se quejaba con los mayores porque los demás niños le jalaba el cabello o lo empujaba, estos se vengaban el doble.

Un año, un año de esa tortura interminable había sufrido su pequeño cuerpecito de casi cinco años, pero lo que le hizo huir sin mas fue aquellos raros toques que el hombre dueño del lugar le daba, tocaba su cuerpecito de forma tan rara que se sentía mal, pero aquel día el hombre había intentado meter su dedo en su trasero, fue tan doloroso que no dudo en morderlo y correr.

Escucho gritos y reclamos pero no volteo, sus pequeñas y regordetas piernas se movieron lo más rápido que pudo, aún si aquella acción le guió a lo más profundo del bosque. Sabe que existen animales que pueden hacerle daño pero no importaba porque él solo no quería que le tocarán de forma tan fea, por eso prefería estar allí en medio del bosque con frío y hambre.