CAPÍTULO VII

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¿Que? Algo no me deja respirar.
Levanté el cuerpo rápidamente de la cama, era Pozole, se había quedado dormida encima de mi cabeza.

—Ayy, perdóname

Acaricié su cabeza y la volví a recostar en una almohada.
Me levanté a orinar. El ambiente estaba fresco, salí del baño y me dirigí hacia la cocina, mis madres no estaban, ya debieron haberse ido.
Que extraño, no me di cuenta.

Únicamente tome un tazón y me serví cereal sabor a miel. Me senté delante del televisor con un sarape encima de las piernas  y coloque la película de Godzilla. Estaba entusiasmada, por algún motivo me sentía alegre por lo que había sucedido el día anterior. Tenía ganas de descansar y ver películas únicamente este día.
Al cabo de un rato, terminé de desayunar y de ver la película, estaba decidida a ir a comprar otra que no haya visto al pueblo. Me levanté y busque si me habían dejado dinero mis madres en mi habitación como lo hacen de costumbre, pero, no había nada, empecé a buscar en la cocina y la sala, pero no encontraba nada.
Tomé el teléfono y llamé al número de la  empresa en donde trabajaban para saber dónde es que lo habían dejado.



—Planta de energía local, a su servicio

—Hola, ¿Se encuentran Raquel y  Elva?

—¿Quién llama?

—Soy su hija

—Deme un momento



—No
El día de hoy no asistieron a trabajar

Es imposible, acabamos de llegar a vivir a este lugar, no puedo creer que no hayan ido a trabajar, de todos modos, no es lago que ellas hagan seguido.

—Muchas gracias por la ayuda Dije amablemente.

—Que tenga buen día

—Igualmente
Colgué el teléfono.

No comprendo, es extraño que hayan decidido salir sin avisarme, y sin dejarme algo de dinero para comer o algo, posiblemente haya sucedido algo con el auto y lo estén arreglando. O simplemente estén teniendo sexo en algún hotel, donde sea que haya uno en este lugar.
No hay mucho qué comer aquí, más que cereal, sopa, galletas, y algunas sobras de cenas pasadas. No creo qué les moleste cuando vuelvan que salga por ahí.

Indiscutiblemente lo primero en recorrer mi mente fue, ir a ver a Noe. No tengo noción de dónde viva, pero se que si sigo el sendero que tomó hacia el bosque cuando lo conocí, podré encontrar su casa.
Si, eso haré.

Tomé una camiseta rosa de mis artistas favoritas, una falda de color negro, y me coloque unas calceta largas y de color rosa.
Recogí del suelo mi mochila y guardé en ella un polo negro en caso de que lo llegué a necesitar.
Salí de mi hogar, el día era un poco caluroso, pero, el habiente era extraño, pareciese que estuviera cayendo el sol cómo por la tarde, eso era por las montañas que rodeaban el lugar y gracias a ello, era muy poca la luz que podía entrar.

Comencé a caminar hacia el lago, y claro, como es costumbre, rápidamente comencé a sentir hambre, ¿A quien puedo culpar? Soy de buen apetito…
Pasaban al lado de mi en la carretera, varios autos de policía, no me imagino que puede pasar en este lugar tan tranquilo. Finalmente llegué al lago, lo rodeé hasta llegar al sendero.
Parecía un lugar bastante seguro pero era muy obscuro por el tamaño de los árboles, me adentré el.
Era realmente extraño, parecía una atmósfera totalmente diferente a la de fuera de esté, no podía escuchar ningún otro sonido más que el de los árboles moviéndose con el viento, como caían sus hojas, y el crujir cuando las pisaba. Mientras más seguía caminando cuesta arriba, podía sentir como el frío aumentaba, un escalofrío comenzaba  a recorrer mi cuerpo, mi piel estaba eriza en mis piernas y brazos.

Más allá de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora