2

4.6K 613 79
                                    

Al mediodía vuelve por Taehyung y tienen un almuerzo jugoso en el bufé de Namjoon junto a la pregunta número cincuenta y seis que el Maestro Min permitió, tan amablemente, entregar dentro de tres días. Jungkook sabe que Jimin tuvo mucho que ver y se lo agradece (aunque el hombre no tenga que saberlo).

Una hora antes del horario acordado, Jungkook deja al menor en casa de SeokJin porque sus hijos comparten entrenamiento y el otro padre se lo debe.

Llega veinte minutos antes y se obliga a pensar que no es porque quiere dejar sin excusas a cierto rubio que tiene como hermano. Decide esperar dentro de la camioneta, refrescándose con la puerta abierta ya que está vestido con su grafa azul y es caliente como el infierno. Además, para hacerlo más grotesco, está teniendo malos modales al dejar que sus piernas se abran entre el asiento y que su cabeza choque sin gracia contra el respaldo; pero no le importa. Unos minutos para dormitar y el chicle que mastica es todo lo que necesita.

No puede permitirse siestas durante el día y por las noches su sueño es de unas cuatro horas muy inútiles. Él puede arreglar cualquier cosa, pero no se molesta en ajustar los tornillos del ventilador de techo que chilla y llora toda la madrugada. Entonces él no duerme mucho, pero lo compensa con chicles de mentas que lo mantienen en movimientos letargos y con un fragancia refrescante en la boca. Sus preferencias no son extrañas y antes de que sus pensamientos encadenen otros al azar, una persona le habla:

- ¿Estás al tanto que la mayoría de padres y maestros te vieron así?

Jimin, por supuesto, lo observa desde la ventana baja del copiloto.

- ¿Y pediste que tomaran una foto, hyung? -ya despierto, salta de la camioneta en un estiramiento de brazos demasiado exagerado solo para molestarlo. Cuando esté trabajando recordará la tregua, se dice.

- Empecemos -ordena, ignorándolo.

- Aburrido -resopla, pero toma su caja de herramientas desde la parte trasera de la camioneta y se acopla a su ritmo.

No es solo su uniforme, es el sol que se mantiene en lo alto y calienta sin consuelo lo que lo tiene ya sudando. Espera que Jimin no tenga problemas con las gotas de sudor que irá dejando por todos lados, pero nota que el hombre también siente calor pues sus ropas elegantes de la mañana han sido reemplazadas por un conjunto de bermudas cortas, chomba de color blanco y unas sandalias de poco decoro.

De camino por el laberinto de pasillos, Jungkook puede apreciar que la escuela es más antigua de lo que aparenta ser. Hay partículas de polvo y telarañas sin propietarias por todas partes, dejando en evidencia cuán abandonada está, pero los pisos son limpios y todavía mantiene una excelencia digna de alabanza como su mismo Director.

Jimin los lleva a un salón de clases donde Acuario encabeza lo primero en la lista por obvias razones. Al filtro se le había caído un papelito y su primera tarea estaba en sacarlo antes de que la obstrucción fuera mayor y los peces flotaran de una manera no apta para niños.

No le presta atención a Jimin una vez que comienza y por lo mismo en los siguientes trabajos. De vez en cuando lo escucha abrir una ventana y recibe más iluminación, lo ve revisar unos papeles desde algún banco, guía el camino hasta el próximo electrodoméstico dónde aprovechará a relatar sus años de usos y el problema latente, pero después el hombre se mantendrá con la nariz apartada sin opinar a menos que se le fuera pedido. Está siendo cómodo y en cuatro horas Jungkook ha devuelto un hábitat de peces a la higiene, una hilera de fluorescentes dejaron de tintinear, la máquina de café cuenta con un nuevo enchufe, las cuchillas de la cortadora de césped están en el bajo perfecto, el freezer recibió un servicio completo y el secador de manos del baño ya no sonaba como tractor descompuesto.

Aullar y, quizás, morder. [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora