El angel se marchó de ahí con algo que no tenía antes, decepción.

Si bien sentía dolor, la decepción fue incluso peor.

La decepción de que su cazador no lo parara.

La decepción de no haber podido decir lo que en verdad sentía.

La decepción de no haber escuchado lo que necesitaba.

Y eso dolía. Dolía demasiado, era un dolor que el angel no había sufrido nunca en su larga existencia.

Y ahora no tenía a dónde ir, no podía ir al búnker, mucho menos al cielo.

Quizás podría buscar algún caso, pero sin un compañero no podría.

No por el echo de no poder solo, sino porque le recordaría a cierto cazador que ya no estaba más.

Así que simplemente decidió ir por ahí, sin un rumbo exacto, simplemente caminar hasta el fin del mundo.

O quizás hasta donde algo llamará su atención.

Y así fue como todo el drama empezó.




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