Don't call me Angel (Hanako x Lectora) [Jibaku Shounen Hanako-kun]

❛❛Yo también❜❜

Los nervios se presionaban contra la garganta de Yashiro, estando del lado de la razón en aquella huelga contra la niña de cortos siete años. Intentando que las palabras salieran de su boca, tomó otro sorbo del vaso que tenía, y lo dejó lejos de los papeles coloridos de la silla.

❛Esta no es una buena idea, Nene❜

Le dijo su conciencia, en desacuerdo con sus acciones completamente. ¿En qué estaba pensando esa niña al querer invocar a un espíritu? La pequeña se justificaba con su corta edad, intentando vanamente creer que sus idioteces tienen un mínimo sentido en ese momento pero, ¿qué mal podría ocurrir con una invocación? Era un llamado a un ser de luz, a un ángel, esos seres no eran para nada peligrosos, al contrario.

— ¡Bien, esto va a ocurrir de verdad! — la infante intentó tomar el valor necesario en un suspiro para tomar con falsa firmeza la hoja de papel que traía consigo — ¡Soy Yashiro Nene, y no le tengo que temer a un ángel!

Aún con su pequeño cuerpo temblando, Yashiro volvió a suspirar y aclaró su garganta.

Lo que la linda niña intentaba era invocar a un bello ángel que, se decía podía dar fortuna y suerte a las personas si se le trata adecuadamente y le responden a su pregunta. Pero lo que la niña no sabía es que ese bello ángel en realidad es una desafortunada alma en pena que rondaba por los adentros de la gran Iglesia, buscando una salvación.

— Tengo dudas, — empezó a recitar Yashiro con voz temblorosa — Tengo dudas, que el Señor tiene respuestas. Y quiero aclarar tus dudas también, cual sol ilumina las puertas del templo. Ángel de belleza, ángel de bondad. Atiende mi llamado, y sabré el camino a tomar.

Acabadas las palabras, la infante cerró los ojos con fuerza y se minimizó en su propio puesto, hasta que escuchó un estruendoso grito que la alteró. Yashiro Nene, enfrente de aquella señorita mayor a ella, estaba a punto de lanzarse al suelo a llorar de miedo al hacerse presente una luz en medio de los monstruos sombríos que la atormentaban.

— ¡Lo siento! — escuchó una voz tiritante, perteneciente a aquella dama que había aparecido — No era mi intención asustarte, pero… — la chica había retrocedido unos cuantos pasos hasta ocultarse entre los mantos oscuros que creaban los pilares perfectamente esculpidos con querubines.

Y, al ver aquella luz entre las sombras, Yashiro limpió sus lágrimas al percatarse de lo más incoherente entre todo lo sucedido hasta ahora.

— Usted… ¿Usted me tiene miedo? — los ojos de aquel supuesto ángel brillaron al escuchar la pregunta, y sus labios temblaron antes de responder.

— Yo…