Kook y Tae

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Golpeó la puerta blanca. Una voz femenina llamó desde el interior y, en un par de segundos, la puerta se abrió: una mujer adulta, con el cabello castaño, y con la expresión que rozaba con la incredulidad y la sorpresa, le sonrió.

¡Kook! Ha pasado... mucho tiempo.

¿Está...?

Está en su cuarto. Pasa, lo llamaré.

Él entró a la casa mientras la mujer se adentraba por el pasillo. El lugar le pareció algo familiar, muy hogareño, con un toque nostálgico que lo inquietó.

Fue cuando él se asomó por el pasillo.

—Kook... No te resististe y viniste hasta aquí para verme... ¡Qué avance!

Ponte serio, cabeza de pepino. Y no vine a verte. Bueno, sí, pero no. Quiero explicaciones.

—¿Qué tipo de explicaciones?

Él se sentó en uno de los sillones y, con un movimiento de cabeza, invitó a que se sentara en el sofá frente a él.

Necesito saber por qué siento que estoy viviendo una vida que no es la mía, por qué parece que me conoces mejor que nadie... Necesito que me expliques por qué te hiciste llamar como Joon cuando realmente te llamas...

No pudo continuar. Él se limitó a observarlo un momento.

No me mires así, siento que la cabeza me va a explotar en cualquier momento. Es una sensación horrible, ¿sabes?

Sonrió.

—Es curioso... ¿sabías que esta conversación la tuvimos antes?

Él negó con la cabeza.

Cuéntame, Joon. Cuéntame todo, desde el principio o...

—¡No me golpees!

Yo no tengo problemas con golpearte en tu propia casa.

—Y yo no tengo problemas en hacer que me recuerdes año tras año, es como volver a enamorarme de ti. Y no importa si no lo haces, con estar a tu lado me basta y sobra.

T-tú...

Él enrojeció mientras su compañero de asiento le regalaba una sonrisa ladina. Luego de unos segundos terminó carraspeando.

—Te sonrojaste, ¡já! Ya sé que soy todo un romántico.

No presumas, puerco. Ya, deja de dilatar el asunto y responde.

—Okay, te contaré todo: Tú y yo no nos conocimos en la sala de clases, sino desde mucho antes. Éramos vecinos, tú vivías a dos casas de aquí. Salíamos a jugar todas las tardes, no tardamos en hacernos mejores amigos y luego... Bueno, chiquito, este atractivo bombón te fue irresistible.

No puedes ser serio nunca, ¿verdad?

—Claro que nop. Comenzamos a salir, éramos muy unidos... Hasta que ocurrió. Era un miércoles cuando salimos del colegio, recuerdo que me subí a mi bicicleta y tú te sentaste en el asiento de atrás, me abrazaste y reposaste su cabeza en mi espalda, era la tarde perfecta. Esa era tú tarde perfecta.

Y... ¿Qué pasó?

—Un auto se pasó la luz roja, nosotros íbamos cruzando. Te golpeaste la cabeza, nunca había visto tanta sangre. Pensé que te había perdido... y quizás lo hice, no lo sé... Despertaste y todos tus familiares entraron a verte, los recordabas a todos. A todos excepto a mí. Me rehusé a creerlo y me rehusé a que todo terminara allí. Busqué la forma de hacer que me recordaras. Te escribí un diario, te llamé por mi nombre, les dije a todos en el curso que me llamaran Joon...

Eso es... Si ya tuvimos esta charla, ¿entonces te olvidaré otra vez, Joon?

—Sí, ¿pero qué más da? Disfrutemos mientras puedas, y cuando llegue el momento, prometo que estaré allí para sacarte de quicio con mis locuras. Una persona no muere hasta que queda en el olvido, y yo no quiero quedarlo para ti, Kook. Nunca.

Su sonrisa era llena de optimismo, muy diferente a la expresión que Kook traía. Sus ojos se colmaron de lágrimas que secó rápidamente. Inspiró hondo y alzó la vista para ver a su compañero de asiento.

No quiero olvidarte.

—Una parte de ti no lo hará. Tu y yo estamos predestinados, es el destino, amore mío.

Tae extendió su mano hacia Kook y esperó que él colocara la suya. Lentamente, él arrastró sus dedos sobre los del chico, acariciándolos, apreciando el contraste de éstos con los suyos. Él lo sostuvo, aprisionando su mano con delicadeza. Fue en ese instante en que un choque eléctrico lo golpeó, provocando que tensara todo su cuerpo. Millones de recuerdos se aglomeraron en su cabeza y pasaban por sus retinas como vívidas películas.

Dio un grito ahogado cuando su corazón se estremeció, entonces, volvió a mirar al chico frente a él.

Tae...

La sonrisa de Tae se ensanchó y lo supo, él había regresado.







¡finalmente le digo adiós a esta bellísima obra! adaptarla a mi pareja favorita fue un honor, nuevamente le agradezco mucho a vhaldai por dejarme adaptar su historia

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¡finalmente le digo adiós a esta bellísima obra! adaptarla a mi pareja favorita fue un honor, nuevamente le agradezco mucho a vhaldai por dejarme adaptar su historia. no saben lo mucho que la amé, de principio a fin y espero que a ustedes también les haya gustado ♡

¡hasta la próxima!

¡hasta la próxima!

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Kook & Joon | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora