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La mañana llegó, y el sol ya alumbraba el bosque y el orfanato. Jeremías y Demian despertaban, al ver que habían dormido abrazados se sonrojaron un poco.

El más bajo se levantó, fue hasta la puerta y vigiló si los hombres estaban despiertos. Como no lo estaban, fue corriendo hasta donde estaba el morocho.

-- ¡Jero, podemos escapar ahora si quieres! -- Susurró, para no despertar a los otros. -- Despierta a tu hermano y nos vamos de este maldito infierno -- Hizo una sonrisa victoriosa, podría hacer lo que tuvo meses planeando.

Al escuchar esto, Jeremías sonrió y enseguida fue a levantar a Julio.

-- ¡Juli, hermano, despertate! -- Decía con una sonrisa de oreja en oreja, mientras que ponía ambas manos en su brazo, y empezaba a moverlo.

-- ¿E-Eh? ¿Qué pasa? -- Preguntó el de rulos, levantándose de a poco por su hermano.

-- ¡Nos escaparemos, ahora! -- Seguía con su emoción, pero el menor a escuchar esto no se alegró para nada.

-- ¿Qué dices? ¡No podemos dejar a los demás como si nada! -- Con cierto enojo, contestó.

-- Dale Julio, además, Demian vendrá con nosotros -- El enojo ya se apoderaba de ambos, parecían estár discutiendo.

-- ¡Andate vos sí querés, pero yo no dejaré a los demás! -- Julio volvió a contestar, no le parecía buena la idea de irse y dejar a los otros chicos. Ya se habia encariñado.

-- ¡No te dejaría ni loco! ¡Vamos ahora, Julio Augusto! -- Jeremías ya estaba enojado, tan enojado que levantó su tono de voz a uno un poco más alto.

-- ¡NO, NO QUIERO! -- Gritó, descargandose de todo ese enojo el más bajo. Los gritos despertaron a uno de los mayores, que fue a vigilar a los niños.

El hombre, cuyo atuendo era una gran bata de doctor, se quedó viendo a ambos niños. Como no vió nada que le sorprenda solo se fue.

-- ¡Por Dios, Julio! ¡Te odio! -- El castaño se volteó, para no verle la cara. El chico había arruinado su plan, estaba enojado.

El menor hizo lo mismo, y se fue hasta uno de los colchones, para poder volver dormir, mientras que en voz baja, maldecia a su hermano.
El rubio se acercó al alto, tratando de consolarlo.

-- Tranquilo, Jero. Ya algún día vamos a conseguir escapar de aquí, sí es que sobrevivimos -- A lo último rió un poco, pero así, quería alegrar a su amigo.

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-- ¡Te toca a vos, Juli! -- Chillaba Mirko de lo emocionado que estaba. ahora le tocaría al de pelo azabache estár en el medio de la ronda.

Sin dudar lo hizo. Agarró la venda, y con ella tapó sus ojos, quedando en completa oscuridad.

Los del orfanato miraban a Jeremías, querían que él empiece a cantar. Este solo trató de recordar la canción, y ahí empezó.

-- Kagome, Kagome -- Cantó, y los demás le siguieron, mientras que la ronda se movía.

Seguían cantando, todos estaban felices, con una sonrisa en su cara, como el reglamento lo pedía. Hasta que la canción terminó, y la ronda paró en Demian.

¿Quién se encuentra detrás de ti?

Las voces parecían hacerse una sola, esto hacían crear confusión en el niño.

Quiso usar una técnica para saber a la perfección quién era el de atrás suyo, pero los nervios lo devoraban. Su frente comenzaba a sudar y temblaba cada vez un poco más, solo sonrió y dijo el nombre de la persona que se le ocurrió.

-- ¿Mirko? -- Un nudo se hacía en su garganta, y el estrés dominaba su mente. Por poco lloraba, pero le estaba impidiendo a su mente que no lo haga, para verse fuerte.

Su hermano se sentía confundido, a la vez sentía miedo, algo imposible de describir. Sin embargo, los demás seguían con una gran sonrisa, su mente estaba oprimida de que deberían sonreír a cada momento. El juego perturbaba sus mentes.

El mismo que un día antes había decapitado a Rodrigo, agarró la misma hacha y respiró ondo, la apoyó en el cuello del menor y dijo lo mismo que le había dicho al otro pequeño.

-- Perdiste, Julio -- Sin remordimiento, volvió a repetir el mismo acto que ayer. El menor sentía que su cabeza se descolocaba de su lugar y volaba por alguna parte, pero al punto de vista de otros era terrorífica la escena.

"Estás muerto, Julio Augusto. Viviste lo que debías vivir"

Se dijo a sí mismo, segundos antes de morir. Y era así como el juego se llevaba otra inocente alma a un lugar mejor, donde el sol era intenso y podías acostarte a dormir en las nubes.

La mente del mayor estaba colapsada, presenciar la muerte de su hermanito hizo que un sin fin de emociones dominen su ser. Dió un respiro y calló desmayado.

Demian quedó impactado. Estaba sintiendo lo mismo que había sentido en la pérdida de su hermana, hasta podría decir que en vez de ver a Julio, la veía a ella. Los flashbacks de ellos juntos, siendo felices devastaban al rubio, haciendo que lágrimas salgan de sus ojos.

-- ¡Demian, deja de llorar! ¿O acaso quieres ser decapitado como lo fue tu hermana? -- Otro de los hombres, que raramente siempre le tuvo odio a él y a su hermana, le dijo, al ver al pequeño llorar.

El otro trató de ignorarlo, pero el recuerdo seguía expandiéndose en su mente, una mente traumada de por vida. Secó sus lágrimas y sólo siguió viendo la horrible escena, del hermano de su amigo, decapitado.

Kagome Kagome - Internet Trash Gang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora