Letras en mis dedos

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La recuerdo como si hubiera sido ayer, la forma en que sus ojos se achinan cuando sonríe, la forma en que sus mejillas se sonrojan cuando le dices que es hermosa, y hasta la temperatura exacta en que sus manos estaban cuando tenía frío, lo recuerdo todo pero a la vez tengo amnesia, todo empezó hace un año exactamente para ser exactos, recuerdo que fue en la escuela, una tarde de diciembre cuando el calentamiento global empezó a expandirse y en cada invierno podía hacer más calor o cada vez más frio, fue un ensayo para mi festival navideño en la tercera mesa del patio delantero de la escuela sentado a alado de una querida amiga Kathia, recuerden este nombre, Kathia con H porque cada vez que escribía Katia se enfurecía y te golpeaba en el hombro, recuerdo que yo hablaba con Kathia ese día, no recuerdo bien de que era lo que estábamos hablando tal vez era un tema muy divertido por que recuerdo muy bien que no parábamos de reír, esos momentos eran inolvidables, cuando mi mundo era tan perfecto y a la vez estaba perdido, no le temía a nada pero a la vez le temía a todo, tenía amigos por doquier y era amado por la mayoría de todas las personas que me rodeaban, yo con una pequeña mirada voltie hacia la puerta de la entrada del colegio y vi a una pequeña chica rubia con unos ojos enormes y hermosos, en el momento que la vi pensé que podría ser una chica normal y podría ser amigo de ella entonces le dije:
-hola, ¿Cómo te llamas?- le pregunte con un suave tono de voz
- Karime – respondió
En ese momento me pareció una chica bastante agradable con la que podría pasar unos buenos momentos, toda esa tarde de mi ensayo navideño pase el tiempo con ella platicando he intentado conocernos un poco mejor, al final de día, cuando el ensayo había terminado, todos nos retiramos hacia nuestras casas y me despedí con un beso en la mejilla y diciéndole:
-Hasta luego, nos vemos mañana
Todo mi vida en ese momento aún era tan normal que parecía mentira, todo estaba en su lugar y en orden.
Al día siguiente en mi escuela como habitualmente lo hacía llegaba al colegio y empezaba todas mis clases que parecían tan aburridas que parecían que pasaban horas pero volteaba a ver mi reloj en mi muñeca y solo habían pasado cinco minutos, la mejor parte de mi vida eran las tardes, y no por que habían terminado las clases y todo lo niños salían corriendo a sus casa como una manada de leones hambrientos, yo prefería estar en las tardes en la escuela con mis amigos platicando y haciendo bromas, esa misma tarde pensé que sería como todas las demás que tenía que estar para mi ensayo de coro, pero la verdad no fue así, entonces sucedió, ella llego a mi vida, en el momento en que ella cruzo esa puerta para entrar al colegio, algo se encendió en mí, no sé lo que fue, pero mi alma se elevó a mil kilómetros en el cielo y la vez caía a la tierra con la velocidad de un rayo, Karime la chica de un día anterior que había conocido, ella me saludo muy normalmente pero atrás de ella estaba una chica, una amiga de Karime, o más bien su mejor amiga en esos tiempos, su amiga se acercó a mí con una pequeña sonrisa que a mi corazón lo atravesó en un segundo, no había nombre que pudiera describir su bello rostro, ninguno nombre la podría describir hasta que lo escuche saliendo de sus rojas y carnosos labios, Diana, un nombre tan exacto y con las letras exacta para grabar cada letra en cada dedo de tu mano para recordarlo de por vida, se acercó a mí para decirme
- hola, Karime me platico mucho sobre ti ayer- me dijo
y me dio un pequeño beso en mi mejilla izquierda tan frio que mi cuerpo se paralizo por un momento, por un instante pensé que era una chica común y corriente como cualquier otra niña, y comenzamos a hablar de toda nuestra vida para intentar conocernos un poco mejor, fuimos al patio trasero para platicar más sobre nosotros, y ella me narro todo lo que verdaderamente es, una pequeña chica de sexto grado, un poco inmadura, débil e inseguro, que le preocupaba lo que todas las personas pensaban de ella, pero a la vez en ella había una chispa de aventura y de peligro, que hacía que tu cuerpo temblara y te quisieras alejar de ella pero a la vez era como un imán que una vez que te atrapaba ya no te quería separar de ella, era como una dulce adicción que poco a poco te atrapaba más y más y nadie te podría separar de ella, recuerdo que esa tarde de diciembre mi corazón empezó a palpitar como nunca, entre platicas y risas mi corazón se detuvo cuando estaba con ella, esas 2 horas que pase alado de ella fueron las más hermosas que jamás había pasado a mis 14 años apenas, después de esas dos horas de platica tuvimos que irnos a practicar un poco porque al día siguiente seria el festival navideño, cuando todo el ensayo acabo todo por lógica nos tuvimos que ir a nuestras casas justo en el momento que llegue encendí mi iPad y empecé a hablar con diana por mensajes por Facebook, y justo en el momento en que le mande el primer mensaje recordé que yo siempre estuve con diana en la escuela cuando yo estaba en sexto grado, recordé que ella siempre quería hablar conmigo pero yo siendo un mocoso prepotente sentía que nadie merecía hablar conmigo, Diana siempre intentaba hablar por video llamada hablar conmigo pero nunca contestaba y siempre la dejaba hablando sola, ahora me arrepiento de eso, ahora sé que lo ella sentía en esos tiempos, aunque solo haya sido una pequeña niña que quería tener un amigo más grande que ella, esa misma tarde que la conocí verdaderamente bien no podía dejar de hablar con ella, siempre lo quería hacer, era inevitable dejar de hablar con ella, hablamos por horas y horas hasta que su madre le dijo que ya se fuera a dormir, y ella como buena niña que era le hacía caso y lentamente se despidió de mi por mensaje, como si nunca se quisiera separar de masajearnos, todo era tan sencillo peor a la vez tan complicado, no entendía como a mis 14 años me podría enamorar de una niña de 11 años, tal vez solo era un amor de jóvenes sin sentido y que solo era una ilusión falsa como todos los niños que empiezan a descubrir el amor, recuerdo que se despidió de mi de una manera como nadie se había despedido de mí, de una forma dulce pero no para empalagarse, se despidió con un buenas noches, descansa, este día fue el mejor. Esas palabras causaron algo en mí que me dejo dormir como nunca en mi vida había dormido y me dejo soñando como si lo ángeles hubieran llegado a mi habitación y darme alas para volar en lo alto mientras pensaba en ella, esa noche fue la más dulce que tuvo en mucho tiempo y esperaba que todas del resto de mi vida fueran así, dulce y pero a la vez con la confianza de que nunca más estaría solo.

El recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora