Un Nuevo Descubrimiento

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Samael partió sin pensarlo dos veces, él estaba seguro de su decisión y sólo le tenía miedo a una cosa: Encontrar muerta a Ginebra.

Nuestro valiente caballero no duró ni 15 minutos sin toparse con los primeros caníbales, este pudo esquivarlos con rapidez, pero por desgracia una pareja de lo que parecían ser adolescentes no corrió con la misma suerte, fueron atrapados por dos motociclistas que mataron al chico de un disparo en la cabeza y a la chica la ahorcaron después de obligarla a presenciar la muerte de su compañero apocalíptico. Los bárbaros repletos de violencia abordaron a sus víctimas en sus motocicletas y se fueron.

Samael sólo se pudo esconder en un pequeño rincón sin poder hacer nada, minutos después observó como una horda de infectados llegó al lugar donde se dio el disparo; seguramente estas bestias incontrolables tenían un oído sensible ya que sin importar que el disparo generó eco, los infectados llegaron a la zona específica donde se realizó aquel desgaste de bala.

—¿Cómo es posible que estando la humanidad en riesgo de extinguirse hay personas que no se preocupan por el bien de subsistir, sino de sólo su propia existencia?-se interrogó mentalmente.—El hospital al que llevaron a Ginebra debe estar a 4 días a pie, es lo mas seguro ya que los autos hacen mucho ruido y no quiero a esos come humanos persiguiéndome.—

Para no hacer mucho ruido decidió ir por las vías subterráneas del tren. Al bajar por las escaleras Samael se encontró con una carreola que estaba habitada por un bebé, por desgracia sin vida.

— ¿Por qué la carreola tenía al bebé? ¿También comen niños no? Supongo que Sofía tuvo el mismo destino que este pobre inocente. Las vías deben estar vacías totalmente, aún que no es completamente seguro ir sin alguna investigación, es la única opción.—

Inmediatamente al llegar, Samael se encontró con una infectada, pero eso no sería lo más importante que presenció. Un perro iba andando al lado de a aquella chica sin embargo ella lo ignoró completa y desinteresadamente.
Ella siguió su camino con el perro de compañía, por lo visto ella era ciega.

Samael notó que esa víctima de infección estaba tranquila, no aparentaba comportamiento agresivo, pero tampoco humano, es decir, no parecía hacer uso de la razón; fue como si sólo demostrara peligro al momento de toparse con un no infectado. —Si tengo razón significa ¿El perro está infectado? Si es así ¿Por qué no me atacó? Seguro que me olfateó.—pensaba mientras recorría las oscuras vías del tren.

—Si logré ver bien esa chica estaba ciega y los demás también, las hordas que atacaron parecían guiarse demasiado por el sonido, pero no dependían de él, cuando me topé con unos pocos de ellos, hice muy poco ruido y no se movieron hasta que ataqué, eso me hace pensar que no se guían por el sonido, sino que de las vibraciones y si las vibraciones son demasiado bajas no le toman importancia, hasta que éstas se vuelven más fuertes.—

Un grupo de infectados interrumpió su pensamiento, Samael se arriesgó demasiado al moverse por el túnel con la linterna encendida. Ellos no lo atacaron y eso confirmó la teoría de que son ciegos. Así que Samael se movió lentamente hacia otro rincón.

—Samael ¿qué estupidez estás apunto de realizar solo para comprobar tu teoría? —pensó mientras se acercaba un poco más a los sujetos.

Sacrificó una lata de comida por conocer la verdad, con su linterna apuntó hacia el coche más lejano que estaba de donde él había llegado. Arrojó la lata con intenciones de romper el vidrio y lo logró, rápidamente se escondió detrás de un auto y vio como más de 40 infectados corrían hacia la dirección donde cayó la lata, esto significó que esos 5 infectados no eran los únicos que estaban con él. Al ya haberse ido todos Samael un poco más tranquilo pensó.

Virus MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora