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Tenía una extraña sensación de nerviosismo agarrada en el estómago, caminaba por la calle siguiendo las indicaciones que me había dado Kristen para llegar hasta la pequeña plaza que estaba algo apartada del centro del pueblo.

Solían reunirse allí y yo no era nadie para cambiar eso, sobre todo si quería formar parte de su grupo.

Con Kristen me sentía protegida, su carácter extrovertido tenía pinta de que me iba a salvar de muchas situaciones incómodas, por lo menos de los momentos en los que no sabía qué tema sacar para seguir una insignificante conversación.

Al llegar allí, me dio corte acercarme por tanta gente, fue Alice la que al verme alzó su mano saludándome, era extraño, no había nadie más a los alrededores excepto "nuestro" grupo.

Cuando estuve a un metro de ellos, me miraron y, como siempre, Kristen se dispuso a presentarnos entre nosotros, no había visto a ninguno en el instituto, cosa que me resultaba algo anormal.

Había una chica llamada Margo, de piel blanca como la nieve y cabello largo, negro y rizado, era la personificación de la palabra curvas, y una nariz que, a pesar de ser aguileña, le encajaba a la perfección en el rostro.

Luego me presentaron a Caleb, un chico moreno de ojos azules, fríos como zafiros y cabello rubio, una extraña mezcla no muy usual, parecía bastante divertido, algo así como una versión masculina de Kristen.

Por último, presentaron a Vincent, él no dijo nada, ni me miró, mantuvo los ojos en el suelo como si fuese más interesante que mi presencia.

Su cabello negro y rizado hacía juego con sus ojos marrones y el tono tostado de su piel, tenía una complexión delgada y muy poco musculosa.

Me gustaban los chicos con músculo, como los de Caleb, muy marcados y de brazos gruesos, pero Vincent me atraía de una manera distinta, no de forma romántica, pero sí que me carcomía más la curiosidad.

—No suele ser así.

Me susurró Alice extrañada cuando todo el grupo se puso a decidir adónde ir y qué sitio podría conocer por primera vez.

—¿Le estorbo o algo parecido? Ni me ha mirado.

Ella se encogió de hombros, realmente me dolía el pensamiento de ser una molestia en el grupo, aunque fuese solo para una persona.

—Tendrá que acostumbrarse, a todo el mundo le has caído bien y esto es una democracia.

Reímos y fingí sonreír, tenía que ver cómo iba funcionando todo este tema de las amistades.

—Roma, ya sabemos dónde ir.

Se miraron entre todos y fruncí el ceño, Alice se cruzó de brazos, dimos paso a un silencio tenso, esperando a que continuasen:

—A la mansión de los Mason— Respondió Margo dando saltos de lo que supuse alegría.

Vincent esbozó una media sonrisa y negó con la cabeza lentamente, entonces alzó su mirada y conectó con la mía.

Sus ojos marrones eran muy oscuros, casi no se distinguía de su pupila. Aunque la conexión no durara mucho, me fue suficiente para saber que no era timidez lo que tenía, sino desinterés.

Era lo típico de: me da igual si estás, pero si no estás mejor.

Me relamí los labios y volví a mirar a la pandilla, asintiendo la cabeza.

—¿No nos van a decir nada?

—Lleva abandonada muchos años, aunque hemos ido unas dos veces. La última hará meses, solemos dividirnos en pequeños equipos o parejas y nos asustamos mientras paseamos por la casa.

VINCENT © [NUEVA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora