Die → Jotaro Kujo.

Capítulo #4; Chapter #4

Objectivo del día: Ninguno en específico.

Cuidadosa

Debía ser cuidadosa esta vez, incluso si  Odiaba esto. Desde que mantiene cercanía a Kujo muchas de sus admiradora no deja de atosigarla con preguntas o amenazas.

Tsk, como si me importará lo que un par de hormonales me diga.

Las calle siempre están transitada de varias persona por lo cual muchos no le prestaría atención a una colegiala... Claro considerando que casi todo el mundo ya conoce su rostro y su estatus.

Aika Kurusu... Quién escuchará su apellido sabía que ella era hija de la familia multimillonaria de varios bienes en Japón, pisar su suelo sería como ir al pecado mismo.

¿No sería mejor intentar saltar de nuevo?

¡¡¡Imposible!!! Jotaro siempre se encuentra vigilandola por si lo intenta de nuevo.

Está era la séptima vez que suspiraba d manera frustrante.

Sentada mirando el cielo pensando una manera más de acabar con su vida se encontraba Aika la cual no podía hacer nada en su izquierda se encontraba un pelirrojo el cual estaba leyendo, ese era Kakyoin al lado derecho estaba Jotaro recostado.

¿Cómo fue que llegó a tener estos dos a su lado?

Simple. Desde que intento tragar medio pote de pastilla no dejaba que hiciera algo que podría arrebatarle la vida.

¡¡Incluso la acompañaba hasta al baño!!

—¿No piensas comer? —pregunto Jotaro. La azabache cerro los ojos un breve momento para después responder:

—No tengo hambre...

—Yare Yare Danze... Ahora piensas morir de hambre.

Aika solto una pequeña risa traviesa y de manera atrevida —algo que jamás hizo— miro al azabache.

—Posiblemente pueda ser.

Jotaro resopló frunciendo el ceño para luego levantarse dejando mostrar su altura descomunal. A diferencia de Aika que era baja si comparamos la altura entre los tres ella ni siquiera llegaba a la altura promedio de una chica de su edad, pero eso no dejaba de hacerla que las menospreciaran.

Kakyoin cerró su libro de tapa verde para levantarse también.

—Muy pronto acabarán la hora del receso deberíamos buscar algo para comer almenos.

La pelinegra simplemente no quería levantarse aún cuando sabía que en la posición en la que estaba no era buena para su columna no le importaba se estaba quedando sin idea y la única que pasaba por si mente era de ser atropellada en frente de todos el mundo incluso si su cuerpo no fuese reconocible.

Levantó su mano de manera despreocupada sin mirarlo dijo: —Vallan ustedes yo estaré bien.

—No... Levántate —demando El azabache mirando está vez a la fémina la cual simplemente lo ignoró—Yare Yare Danze.

Jotaro agarro su brazo y la alzó sacándole un grito a la chica y empezó a caminar mientras ella se quejaba detrás suya seguida de Kakyoin que miraba la escena con diversión.

La cafetería no era la mejor opción para pasar el tiempo y lo sabía los dos azabache y el pelirrojo. Las persona no dejaba de verlo y eso molestaba a la fémina a diferencia de los hombres que estaban a su lado ellos simplemente ignoraban a las personas que hablaban.

Dios simplemente sácame de esta miseria... AHORA!!!

—Oye Aika que se siente ser la persona más afortunada de este mundo—dijo una compañera que se encontraba al lado suyo.

—¿Disculpa?

—Si ya sabes, además de tener dinero, vivir en una casa del sueño y Tener al lado tuyo a los dos chicos más guapos del instituto—Comento con una mirada que indicaba envidia—Realmente eres una puta realmente afortunada ¿sabes?

La expresión de la azabache estaba fruncida por las palabras de esta chica quién se crei ella para hablarle así... Exacto nadie.

Después de que cada quien se fue a su respectiva clase, la azabache puedo por fin librarse de esos dos antes de que aparecieran para encontrarse a este chica que poseía veneno en cada palabra que decía lo peor fue lo siguiente:

—Espero que ardas en el infierno, Aika Kurusu...

—¡¡¡¡AIKA!!!!

Cerca de la escalera se encontraba dos jóvenes una de ellas tenía el cabello entremadamente oscuro como la noche misma esta chica de cabellera oscura había sido empujada por la escalera frente a los ojos de los demás y lo único que vio antes de rodar por estas fueron esos ojos despreciable de color azul que desprendía odio, envidia y... ¿Arrepentimi-ento? Nadie lo sabría, pero de algo si sabía es que nadie estaría para salvarla esta vez, ni siquiera Jotaro Kujo.

Resultado: Caer por las escalera.