Objetivo del día: Tirarse de la terraza.
"¡¿Que estas esperando?! Acaso una invitación ¡Salta de una jodida vez!"
Observe mi alrededor soltando un sonoro suspiro. Desde donde me encontraba las personas podrían parecer hormigas, considerando la altura del lugar, un solo salto y todo acabaría, ni siquiera sentiría dolor, pese a que era lo que quería, una vez que mi cuerpo se estrellara contra el pavimento todo acabaría, ya no habría vacío, ya no estaría rota... desaparecería sin importarle en lo más mínimo a quién dejase atrás.
Cogí aire. Soltó una mis manos. Observe hacia abajo, solo necesitaba un paso y la gravedad haría el resto y entonces cerré mis ojos lista, sin miedo, sin angustia, sin lágrimas.
Sin nada.
—¡¿Qué crees que está haciendo?! —me detuvo una voz, justo cuando ya tenía uno de mis pies en el aire, lentamente volteo mi rostro y lo vio, de ojos claros y cabello negro azabache, su piel blanca contrastaba con el color.
Lo mire unos segundos antes de regresar mi mirada al frente.
—No es obvio... intento suicidarme.—contesto con parsimonia, sin miedo ni molestia de haber sido ella interrumpida.
El chico que tenia atrás de mi me miraba como ¿confundido? ¿molesto? Realmente no lo sabia y tampoco me interesaba. Nuestra mirada se conectaron por un segundo y pude apreciar que sus ojos son de color verde.
—Dame un respiro, bájate de hay—dijo, pude ver como su ceño se frunció, era de contextura ancha y demasiado alto, realmente era un joven que intimidaba.Negué para fija mi vista de nuevo en pavimento de abajo.
—Lo siento—susurre sin saber porque me disculpa, la voz que siempre escuchaba dentro de mi no se encontraba ni siquiera hablaba como si desapareciera por la aparición de este hombre misterioso.
—Te caerás—solté una pequeña risa hueca algo que lo confundió por mi repentino arrebato. Voltee a verlo de nuevo
—Esa es la idea—dije sin ningún miedo aunque con algo de fastidio por la tardanza de mi suicidio.
Pude ver que se acercaba a pasos lento hacia a mi, cerré los ojos un momento.
—Se te romperá el cráneo—hablo —¿realmente deseas eso?
—Si...—asentí aunque es obvio cuando hable, no desea eso ya no quería sufrir, no quería este peso familia en mis débiles hombro—es lo que deseo...
Deje de escuchar sus pasos, el suave galopeo del aire mecía de manera suave mi cabellera de un lado a otro al compás.
—¿Cual es tu nombre?—pregunto. Voltee la cabeza aun con los ojos cerrado.
¿Debería decirle mi nombre? ¿por que quiere saberlo? Son las incógnita que ocupaba mi mente en esto momento, realmente debería decirle.
—Aika... Kurusu Aika—respondí en un suave susurro mientras abría mis ojos mostrando el bello color –que según mi madre– poseía.
El entorno se volvió silencio, pensé que no hablaría así que me prepare para saltar hasta que lo escuche: —Jotaro, Kujo Jotaro.
—Es un gusto...—respondí de la manera en el que me enseñaron desde que tengo memoria y como siempre dicen;
"Los modales son lo que forma al hombre de hoy en día."
Centre mi mirada de nuevo en el horizonte perdiendo en este por un momento, el cielo muy pronto se teñiría de un color anaranjado, las nubes se agruparían ocultándolo y el cielo obtendrá un color negro azulado.
—¿Por que deseas suicidarte? —pregunto Jotaro mientras sus paso seguían acercándose.
—No lo se...—respondí centrando en mis pies como una niña pequeña que mecía sus pies de arriba a abajo—simplemente mis ganas y las razón del ver el mundo como un saco de corrupción donde las personas puedan pisar sin saber lo asqueroso que este puede ser me molesta...—escupí cada palabra, cada razón por la cual mi deseo era verdad—o simplemente por que ya no tengo una razón para vivir.
—¿Eres huérfana?
—No. Tengo a mis dos padre.
—No tienes miedo de dejarlo?
—No. Se que ellos serán felices si yo me voy—exprese con una voz tan monotoma que yo misma ni sabia que poseía—ademas como siempre dicen, el tiempo lo cura, después de todo.
El silencio reino de nuevo una segunda vez ante de de ser roto por mi.
—Kujo-san no es por ser mal educada ni nada parecido, pero... ¿porque me pregunta todo eso?—Pregunte fijándome mis ojos en el cuerpo del chico.
—No puedo permití que hagas eso—sentencio acercando a mi mientras estiraba su mano—Ahora dame tu mano.
Negué varias veces meciendo mi cabello de manera salvaje.
—Lo siento.—susurre saltando, observando sus ojos verde abrirse en sorpresa antes de precipitarse hacia mi.
Pero era tarde yo había saltado. Cerró mis ojos a la espera del impacto que curiosamente nunca llegó, un tirón de mi brazo me hizo abrir los ojos observando como dos manos me sostenían con fuerza, pero curiosamente en donde debería estar no se encontraba nada mas que aire mismo que me subía de manera lenta.
Observe como esos ojos verde se cerraban levemente, mientras su ceño se fruncía.
Me dejo subir, me puso a salvó y por último nuevamente me observó para hablar.
—Denme un respiro ¿Acaso estas loca?—Pregunto agarrando mi brazo de manera firmemente, no me queje realmente no me importaba en esto lo que ahora era mas importante es
—¿C-como?—pregunte desorientada a la nada, pero escuche de el un leve "¿que?"—¿Como fue que subí? Se supone ¿que debería estar en el pavimento desparramada?
—Dame un respiro, ¿realmente eres tan pesimista?—preguntó, pero no respondí, no mas bien no lo quise hacer, yo no pedí su ayuda y aunque suene algo egoísta de mi no la necesito. Así que de manera brusca me solté de el, mi brazo mostraba un moretón de color morado no tan oscuro por el apretó.
—Yo no pedí su ayuda...—conteste tapando mis ojos y apretando los puño—¿Sabe que fue una perdida de su tiempo, verdad?—el se quedo callado, levante la mirada y finalice esta conversación—Lo volveré a hacer, así que no se meta en mi camino.
Y me fui sintiendo sus ojos verde penetrarme la nunca, y me fui sintiendo un fracaso al ver que no lo logre hoy.
Resultado: Fallido.
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Die → Jotaro Kujo.
FanfictionAlternativa(s): 死ぬ願い (Shinu negai);自殺の女の子 (Jisatsu no on'nanoko);A sweet desire to die Morir|Español. -¡¿Qué crees que estas haciendo?! -No es obvio... intento suicidarme. Lo que menos imagino Jotaro Kujo esa mañana al despertar fue que tendría ese...