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Este viaje, era la única ocasión en la que todos coincidían juntos, en Los Ángeles, para el E3. Realmente casi nunca estaba nervioso, pero verle después de mucho tiempo le hacía ilusión y cuando se acercó a él para abrazarlo con un "¡Hombre, Vegetta! ¿Qué tal?", el corazón le latió fuerte. Y como si fuera obra del destino, esta ocasión no estarían hospedados en un hotel por separado, estarían en una casa de alquiler todos juntos, aunque claro cada uno con su respectiva habitación. La idea no le agradaba mucho pues le encantaba la privacidad, pero que él castaño de ojos verdes también estuviera ahí lo hizo no odiar la idea.

Justamente ese día, debían comenzar con las actividades planeadas para ellos, debían ir a las conferencias y luego pasarían al expo del E3. Cuando dio la noche y después de pasar todo el día de stand en stand, viendo juego entre juego, finalmente habían regresado cansados a la casa donde hospedaron a todos, dispuestos a salir a cenar. Todos habían accedido, menos uno, fue cuando Vegetta se quedó con el pretexto de alcanzarles después, pues "debía" renderizar un video para poder subirlo.

Entonces, cuando escucho el cerrar de la puerta principal supo que tenia la casa para el solo. Fue a su habitación y cerró la puerta detrás de él, tomo la laptop de entre sus pertenencias y viajo directo hacia la cama, desabrocho sus pantalones mientras esperaba que encendiera completamente. Abrió rápidamente el navegador, sus dedos teclearon aquel sitio porno que solía visitar seguido y como era costumbre fue a la sección gay, aún que no era la primera vez que lo hacía de igual manera seguía sintiéndose sucio y excitante a la vez, conecto los auriculares mientras busco entre varios videos, hasta que uno le llamo la atención y presiono play.

Antes de empezar el video, bajo sus pantalones junto con sus calzoncillos y despertó su miembro un poco. En el video uno de los chicos empezó a frotar por encima del bóxer del otro, poniéndolo duro en seguida, luego le quito el bóxer haciendo que su erección estuviera a la vista, seguido de eso se lo metió a la boca y empezó con una felación. Samuel a estas alturas se encontraba con una erección pronunciada, cuando inevitablemente pensó en él, Rubius, la única persona que le gustaría tener de esa forma entre sus piernas... Su respiración empezó a ser difícil y de su boca salían pequeños gemidos, sentía ese cosquilleo familiar recorrerle avisándole que en cualquier momento terminaría...

— ¿Vegetta se está masturbando? —Susurro divertido Rubius. Había salido junto los demás, pero con lo despistado que era, había olvidado su móvil y regreso a buscarlo sin pensar que se encontraría con esto, curioso, se quedó tras la puerta escuchado un poco de la acción.

—Ru... Rubius... —Su corazón dio un brinco rápido, e instantáneamente se sintió acalorado. ¿Vegetta se estaba masturbando mientras pensaba en él? Mordió sus labios, aquella información le había puesto nervioso y de un segundo a otro estaba debatiéndose si entrar o no.

Cuando finalmente entro, Samuel pegó un brinco, lanzo la laptop y trato de cubrirse con las sabanas, se había molestado, lo habían interrumpido y no pudo terminar, se suponía que no había nadie en la casa.

—¡Me cago en...! ¡Vaya susto me has metido! ¿Pero es que no puedes tocar la bendita puerta? — cuando vio de quién se trataba se sintió muy nervioso, segundos antes había gemido su nombre, ¿Lo habrá escuchado?

— Yo...Tenía que buscar algo, Vegetta...

— ¿En mi habitación? — se rio nervioso y vio de lado la laptop, el video porno seguía corriendo, pero al menos tenía los auriculares conectados, por lo que no se escuchaba todos los sonidos y gemidos que había en la escena, le puso pausa y minimizó la página, si Rubius se acercaba no podía ver qué hacía.

—No... Pero ahora vengo a otra cosa... — cerró la puerta detrás de él, asegurándose de que tuviera seguro está vez, no querría que alguien más entrara como lo hizo el. No estaba seguro exactamente qué era lo que iba a hacer, estaba muy nervioso y acalorado en ese momento, no sabía si Samuel lo iba a rechazar y hasta ahora era lo que más temía. Se acercó a la cama hasta llegar a él, pudo ver como las mejillas de su compañero estaban ligeramente sonrosadas, en su frente había una tenue capa de sudor y las sabanas cubrían su regazo, aunque de forma inútil pues su erección era muy notable como para ocultarla. Trago duro pensando en esto último y un leve color rojo tiño sus mejillas.

Heteroflexible | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora