Capítulo 22

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Me había sorprendido que después de todo los que le había dicho ella corriera hacia mí como si realmente yo fuese su única esperanza, y es que para ella así era, porque a pesar de que ella creyera en todas las mentiras que habían salido de mi boca en esos escasos quince minutos, yo sabía que no eran ciertas y que solo lo había dicho para mantenerla a mi lado. A veces me dolía ver como mis mentiras hacían estragos en su mente haciéndola creer que estaba sola en este mundo, pero luego cuando recordaba que si le decía la verdad podía perderla para siempre todo ese arrepentimiento se esfumaba.

De pronto su respiración pausada me sacó completamente de mis pensamientos, se había quedado dormida en mis brazos con su cabeza escondida en mi cuello y, joder, era la mejor sensación del mundo. Sus pequeños y delgados brazos se encontraban rodeando mi cuello, su cabeza escondida en el hueco de mi cuello causando que sus suaves y delicados labios rozasen mi piel sensible y su larga melena blanca hiciese cosquillas en mi barbilla, sus largas e impresionantes piernas se aferraban a mi cintura y su torso se encontraba completamente aplastado contra el mio. Respiré profundamente y me obligué a alejar mis pensamientos del las sensaciones que ella causaba en mí para encaminarme al coche, sería un viaje lago y esperaba poder descansar un poco.

Una vez estuvimos en el coche la separé de mí con mucho cuidado y pasé unos de mis brazos por debajo de sus piernas y con el otro rodeé su espalda y la acerqué hacia mí, al principio soltó un pequeño gruñido y frunció el ceño, pero rápidamente se acurrucó en mi pecho y se relajó contra él, besé su pequeña frente y cerré los ojos intentando descansar, sin embargo no fui capaz de dormir porque sinceramente no podía apartar mis ojos de ella.

Sus dulces ojitos se encontraban cerrados, su rostro pálido y dulce como el de una muñeca de porcelana estaba completamente relajado, su pelo blanco y morado largo como el de Rapunzel y por último su maravilloso cuerpo pequeño y delgado que se encontraba presionado contra mi pecho, por la diosa Luna esta chica un día me mataría de una ataque al corazón. Y es que ahora, al tenerla de nuevo junto a mí, me daba cuenta de que esos días lejos de ella habían sido una tortura lenta y dolorosa lo peor que me había pasado en toda mi vida, pero ya había terminado, ya la tenía de vuelta a mi lado y no iba a permitir que nada la apartase de mí.

Tardamos casi nueve horas en salir del infierno y volver a casa, pero sin duda fueron las mejores nueve horas de las últimas semanas y la causa de ello aún se encontraba plácidamente dormida entre mis brazos. Al cabo de unos minutos el auto se detuvo frente a la mansión me bajé de él con ella a salvo entre mis brazos , pero antes de que yo pudiera abrir la puerta el pequeño Axel salió de la casa corriendo a toda velocidad sin fijarse en que mis hermanas habían salido tras él.

-¿Está bien? ¿Dónde estaba? - preguntó el niño aceleradamente cuando llegó hasta mí.

-Está perfectamente Ax, solo fue a visitar a sus padres no pasa nada- le contesté intentando calmarle, el niño solo asintió no muy seguro de mi respuesta asintió y volvió a dirigirse al interior de la casa.

Sin esperar más esquivé a las gemelas, que aún estaban fuera, y seguí al pequeño por el interior de la casa avancé con velocidad por los pasillos, mi princesa estaba comenzando a temblar y temía que cogiera frio. Entré en mi habitación la dejé delicadamente sobre la cama, la tapé con una manta y me senté en el borde de la cama mirándola, la había echado tanto de menos que de solo pararme a pensarlo mi corazón se encogía y un nudo se formaba en mi garganta, sabía que ella no me quería como yo a ella y que nunca lo haría, pero no podía alejarla de mí la necesitaba y al fin y al cabo el roce hace el cariño no?

Un suspiro pesumbroso salió de mis labios cuando me levanté para salir de la habitación sin hacer ruido, seguramente había pasado unos días muy duros en el infierno y quería dejarla descansar, además lo más probable era que cuando despertase tendríamos que hablar muy seriamente sobre porque se había cojones se había marchado.

Sin saber muy bien que hacer me dirigí a la cocina para comer algo.

-¿Qué tal está?- la voz de Bri me sorprendió cuando entré en la sala y me giré para encontrarla sentada en la barra de desayuno.

- Dormida, no ha sido un buen día para ninguno de los dos-suspiré- Después de lo que ha pasado en ese puto sitio no creo que se recupere- dije cerrando los ojos

- No te preocupes Dam- se acercó y me abrazó- Todo saldrá bien, ella es fuerte se recuperará - finalizó apretándome con fuerza contra ella.

-No Bri, nada va a salir bien- me aferré a ella levantándola del suelo- Ella lo va descubrir y la voy a perder, no puedo seguir sabiendo que ella no me pertenece, que ella nunca me amará y mucho menos después de lo que he hecho- susurré con la voz rota y los ojos empañados de lágrimas.

- Shhh tranquilo, solo tienes que explicarle que es lo que pasa y por qué has hecho lo que has hecho. Ella lo entenderá, es una buena persona- se separó de mí y con delicadeza pasó sus pulgares por mis mejilla borrando el camino de las lágrimas.

- Gracias Britany, necesitaba hablarlo con alguien. Gracias por escucharme- besé su mejilla y me acerqué a la nevera para prepararme un bocadillo.

Una vez terminé lo coloqué en un plato y me senté en la barra de desayuno a disfrutar de él, llevaba muchas semanas prácticamente sin comer por lo que prácticamente engullí la comida frente a mí. Toda la casa se encontraba en silencio, un silencio prácticamente ensordecedor, ya que desde que esos niños se habían mudado conmigo la casa nunca estaba en silencio y a pesar de que tenía unas normas muy estrictas sobre nada de hacer ruido, esos pequeños diablillos siempre se las arreglaban para burlarlas cuando creían que no les escuchaba.

Estaba tan sumido en mis pensamientos que no me percaté de que alguien había empezado a tocar el violín causando que su música resonara por todas las paredes de la casa, y les parecerá estúpido porque podía soportar un poco de ruido, pero no la música eso si que no y en todos estos años nadie se había atrevido a romper esa regla, hasta ahora al parecer. Subí las escaleras buscando de donde venía la música y corrí por el pasillo del segundo en busca de aquel sonido infernal. Cuando pasé por mi habitación la puerta se encontraba abierta, pero no le dí mayor importancia, sin embargo cuando llegué a la puerta de la sala de música lo supe, Dakota, ella era quien estaba tocando el violín. Completamente cegado por la ira golpeé la puerta tirándola abajo con la esperanza de encontrarla ahí, pero no estaba, allí dentro no había nadie, la sala estaba vacía, el violín estaba en su sitio, de pronto la melodía se detuvo y en la habitación solo se escuchaba mi acelerada respiración,

-¿Se puede saber qué cojones te pasa Damon?- me dije a mí mismo completamente frustrado por lo que acababa de pasar.

-¡Damon! ¡Damon!- los gritos desesperados de Dakota resonaron por todas partes alarmándome

Una vez más corrí por el pasillo buscándola, cada vez sus gritos se escuchaban más alto y eran más desesperados, la busqué por todas partes y no la encontraba, pero sus gritos seguían sonando en mi cabeza cada vez más fuertes ensordeciéndome y yo ya no sabía que cojones hacer, completamente desesperado me dejé caer al suelo llevándome las manos a la cabeza tirándome del pelo.

-¡Para porfavor, para!- Bramé fuera de mí

-¿Damon?- su voz sonó como un susurro en mi cabeza y me hizo levantar la cabeza

-¿Dakota, eres tú? ¿ de verdad eres tú?- agarré su cara entre mis manos y la miré a través de mis ojos empañados por las lágrimas

-Si, soy yo Damon ¿qué es lo que pasa?- preguntó asustada

-Yo.... No lo sé, te escuché gritar y te busqué, te busqué por todas partes pero no te encontraba y entonces... entoces yo no ...- mi voz se rompió al final de la frase y me eché a llorar mientras me aferraba a ella.

- Shhh tranquilo no pasa nada- susurró con voz pausada

Levanté la cabeza sobre su hombro con la intención de preguntarle que le había pasado, por qué gritaba de aquella manera, pero cuando lo hice algo entre las sombras me llamó atención, la figura de un hombre asomó de ellas entoces lo ví sus ojos verdes como una esmeralda estaban vacíos y una sonrisa lobuna de dientes afilados asomó de entre sus labios mientras agitaba la mano saludándome con burla.

¿Qué cojones estaba pasando?


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