Capítulo V (FINAL)

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La sombra la observaba quieta, inmóvil, parecía mirarla con un solo ojo y recordarle que tenía que bajar esa grasa abdominal. Siempre la hacía sentirse desnuda. Y aunque lo estuviese realmente, lograba sacarle una capa extra de ropa que no tenía.

¡Nadie te va a querer! ¡Sos obesa! ¡Dejá de comer! ¡No uses ropa ajustada! ¡Hacé más ejercicio! ¡Estás gorda! ¡Tenés que adelgazar!

Gritaba cada vez que se giraba para agarrar el jabón o el shampoo. Hubo veces que hasta le tuvo miedo, prefería no bañarse seguido, o agarrar las cosas con los ojos cerrados. Discutió infinitas veces con su madre respecto a eso. Ninguna discusión pudo ayudarla.

Dicen que después de las tres de la mañana, los demonios aprovechan la debilidad espiritual y se apoderan de tu cuerpo. Las noches en las que Guada no podía dormir, comenzaba la tortura; millones de pensamientos abarrotaban las pequeñas cárceles de su cabeza y la obligaban a llorar sin poder contenerse.

Probó infinitas maneras de adelgazar.

Té verde.

Té de jengibre.

Zumo de limón.

Comer menos.

Aunque nunca se atrevió a meterse los dedos en la garganta, llegó a considerarlo una opción. Nada funcionaba, al menos desde su perspectiva.

-No estás gorda- Repite su madre un millón de veces, pero no funciona.

¿Y si sí?

¿O....es un complot de la sombra y los demonios nocturnos?

Un día leyó una frase que decía: "Si vos les tenés miedo, les das poder".

De a poquito Guada pudo volver a entrar al baño sin temerles tanto; ahora está parada con los dos pies dentro del fuenton dejándose mojar por la ducha y observa su grasita abdominal.

-No te tengo miedo, al menos por hoy. Mañana será otro día.

Se gira, toma el shampoo y deja caer unas gotas en la palma de la mano, frota el líquido en su pelo húmedo.

Frota la esponja enjabonada por las piernas y pies.

-Tal vez esté gorda, pero aun así soy hermosa.

La sombra desaparece de su vista.

La voz de Juan, la saca de su pelea consigo misma.

-Guada!!! Apurate con la ducha, que no sos la única.

Se apresura a enjuagar los últimos restos de jabón y de la sombra. Retuerce su cabello en un toallón, y con la ropa a cuestas sale del baño.

Apoyada en la cama comienza a vestirse, repite la rutina en su cabeza.

Los calzones van primero. Después el corpiño. Desodorante en las axilas.

Putea. Olvidó depilarse. Ahora el pantalón de piyama. La musculosa.

Se saca el toallón de la cabeza y lo cuelga en la punta de la cama, pone crema en la palma de la mano derecha y se la pasa por las puntas del cabello recién lavado. Se peina. Observa la cantidad de pelos que quedan sin vida en el cepillo. Los deja caer al tacho de la basura. Y piensa que  no hay nada más fácil que deshacerse de algo muerto.

Toma el celular de arriba de la mesa y ojea los mensajes.

[Franco: ¿Llegaste bien a tu casa? La pasé re lindo hoy, ¿te pinta repetir el viernes que viene?]20:20 pm

Lee el siguiente; después los responderá todos.

[Andrea: ¿Qué hiciste en la tarde? Tengo algo que contarte!!]15:22 pm

De todos, encuentra uno que le llama la atención.

[+54335567: ¿Salís afuera o preferís que entre yo, bombón?] 11:35 pm

La invade un pánico terrible, el mensaje era recién recibido.

Decide salir. Mamá recién entraba a bañarse y Papá se estaba vistiendo en la pieza. Virginia y Victoria, dormían.

Abre el ventanal que la separa del ambiente cálido y hogareño, del frío congelante. Sale.

De noche uno piensa mejor, escribe mejor, termina mejor una historia

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De noche uno piensa mejor, escribe mejor, termina mejor una historia. No sé si es el mejor final pero puede que lo vaya arreglando.

EL SABOR DEL CHOCOLATEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora