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Algunos meses habían pasado, el celo de Giorno seguía sin aparecer, Mista se mantenía al lado del rubio, quien había vuelto a dar paseos por la calles de Nápoles.

Aquél día ambos habían partido camino a una reunión junto a un capo que según ciertas fuentes había intentado meter drogas a las calles, cosa imperdonable por parte del Jefe. Iban vestidos de trajes elegantes, para pesar del mayor.

Llegaron a la casa del capo en la madrugada, fueron recibidos amigablemente por el hombre quien los guió a un comedor en donde les ofrecieron diferentes alimentos de altísima calidad los cuales rechazaron.

Giorno tomo asiento en la punta de la mesa, Mista se quedó de pie a su lado, preparado para proteger a su jefe.

- Capo Cipriano, me ha llegado información de que ha estado ingresado droga nuevamente en su zona.- Comenzó Giorno, mirando directamente al capo a los ojos.

- No es cierto señor, nosotros hemos respetado su regla en contra de las drogas.- Habló Cipriano, acercándose pasivamente a Giorno.

- Mista.- El nombrado sacó unas fotografías de entre su saco, dejándola sobre la mesa.

En las fotos se apreciaba la imagen de los hombres del capo entregando maletines con drogas a un grupo de hombres a cambio de dinero.

- Estas fotos fueron tomadas por uno de nuestros informantes hace unas semanas.- dijo Mista, llevando sus manos a sus bolsillos.

El capo retrocedió un poco, sudando.

- Usted... Tú eres solo un niño omega que llevará a Passione a la ruina, las drogas eran nuestra mayor fuente de ingreso.- Respondió el capo.- Pronto más personas dejarán de obedecerte.

Giorno apenas parpadeó ante las palabras del hombre. Mista se acercó a su oído, susurrando algo.

- Bien, Cipriano.- se puso de pie.

- ¿Bien?.- preguntó sin entender al joven.

- Tienes razón, si no hago algo más y más personas dejarán de obedecer mis órdenes.- Manifestó su stand, acción desconocida para el capo.- Mista ¿te molestaría salir?.- ambos compartieron una mirada antes de que el mayor saliera.

Minutos después Cipriano De Santis murió.

Giorno salió de la casa del capo, con su ropa manchada con sangre. Fuera se encontraba Mista, con su traje desarreglado, revisando su arma. Se acercó al alfa con lentitud, apoyándose en su hombro al quedar cerca de él. El mayor abrazó al rubio por los hombros.

- ¿Quieres volver al hotel y tomar una ducha?.- preguntó, guardando su arma en su pantalón.

- Me siento enfermo, Mista.- susurró, abrazándose al cuerpo del mayor.

- Vayamos al hotel.- Caminó junto al chico, sin alejarlo.

El hotel era elegante, el cuarto de Giorno y Mista era el penthouse, en el último piso, les tomó 30 minutos llegar desde la casa del ex capo hasta su habitación de hotel, en donde apenas llegar se tiró a la cama, sacándose el saco y los pantalones. Mista le ayudó con los zapatos y los calcetines.

- Hace calor, Mista.- prosiguió a sacarse la camisa, quedando solamente en ropa interior.

De un momento a otro un olor a lavanda inundó todo el penthouse. Mista dejó la ropa del chico a un lado, junto a los zapatos.

- Entraste en celo.- El mayor se acercó al rubio, subiéndose sobre la cama, quedando arriba del menor.

Mista sintió una mano en su pecho, alejándolo un poco de Giorno. Dirigió su mirada a GER, quien se había manifestado al sentir la cercanía del moreno.

l'unico [Misgio] [Giomis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora