2. Seo esta enamorado, esta enamorado

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– Holi chang Biniee, Biniee. —saludo Jisung a su amigo.

– Hola sunginiee, vamos. —caminaron ya cerca de la universidad.

– Biniee, yo... —suspiro triste —. me siento mal por mentirle a Minho. —bajo su cabeza apenado—. No le dije la verdad sobre mi madre, sabes que no me gusta hablar de ella. Pero Miniee están sincero conmigo. —changbin se atoro con su saliva maldiciendo.

– Jisung, tienes ocho meses con Minho. —explico sarcastico—. Es muy poco tiempo, se que lo quieres mucho pero tu sabrás cuando decirteselo jisuniee. —sonrió confortándolo —.  No te frustres Jiniee, cuando sea el momento adecuado lo dirás.

– gracias Biniee. —abrazo al mayor sonriente.

Minho que llegaba corrió a separarlos, era un poco celoso con Jisung y no era paranoico. Jisung era muy popular y todos querían una oportunidad con ese pequeño chico. Pero Minho nunca permitiría eso, el era suyo y eso ya estaba claro.

– Sunginiee, entremos —beso sus labios cogiéndolo de la cintura separándolo ya del pelinegro.

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En el receso Changbin busco a Minho, había conseguido en su cama un celular y al abrir la pantalla la foto del pecoso había salido y se veía muy sonriente. Seo empezaba a amar esa fotos, transmitía tanta felicidad.

– Minho, dale esto a tu hermano. —entrego el celular rosa con blanco perteneciente al pequeño pecoso.

– si, Félix... Bueno, el esta algo entusiasmado contigo. — hablo serio.

– ¿el pecoso? ¿conmigo? —Sonrió sin pensarlo.

– ¡Chan se beso con Jeongin y Woojin tiene el corazón roto, creo que tu Changbin debes ir a hablar con Chan y yo con Jiniee! ¡Vamos! —un histerico Jisung lleno corriendo.

En la cafetería Woojin salia ofuscado mientras Chan a su tras hecho un mal de lágrimas corría queriendo alcanzarlo.

– Chan no. —lo paro Changbin cogiéndolo del brazo —. Ahora no, ya la cagaste. Tendrás que esperar. —

– el me beso, lo juro. Yo...soy un imbecil, sabes que tengo cuatro años de relación con Jin y no los voy a tirar a la borda. —golpeo su frente.

– lo se, pero el no entiende eso. Te vio, no se lo dijeron. ¿entiendes eso?

– yo lo recuperare. — camino buscando a Woojin.

– ahora no. Primero quiero saber si estas confundido, si sentiste algo...si Jeongin te gusta. Dimelo a mi Ban, si estas confundido te entenderé. —anuncio serio

– no miento Changbin, no me gusta Jeongin. —negó.

– lo digo por tu bien y por el de WooJin. Si sientes algo por Jeongin no busques a Jin, no ahora—golpee su espalda con una mano animándolo.

– no, no significa nada. Estoy con Woojin y lo amo, no siento nada. —nego frenéticamente.

–esta bien, te creo. Vámonos al salón Ban. — caminaron los dos en silencio.

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– ¿quien es ese? —indico molesto Chan.

¿que hacia Félix aquí? ¿se conocía con WooJin? A el también le ponía celoso que estuviesen así de cerca.

– lo matare —corrió Chan a golpear a Lix.

– No, Chan. —corrió a su atrás Changbin.

Antes de golpearlo Minho tapó a Félix para que su hermanito no fuera golpeado. Changbin también lo paro agarrándolo.

– ¡alejate de mi WoJiniee! ¡es mio! —gruño.

– no soy tuyo Ban Chan, largate de mi vista. —subió a su auto molesto y con sus ojos llenos de lágrimas.

– sube ya. —susurro Changbin soltándolo.

Ban Chan corrió al auto de Woojin metiéndose y empezando a manejar mientras se escuchaba gritos del rubio. Cuando Félix quiso ir a su ayuda, Seo lo agarro de las manos.

– dejalos pecoso. —pero este no hizo caso y también chillo para que el pelinegro lo suelte.

– Sueltame si. —hizo puchero.

– Changbin, dejale. —Minho empujo su mano —. Vámonos Lix —jalo al pecoso.

– Adiós hyung Seo, adiós —se despidió moviendo sus pequeñas manos.

– Seo, Seo. Despierta de tu sueño, si. Félix no es dios —Jisung algo asustado lo movió de un lado al otro.

para que saliera del trance de hace unos segundos mirando al perfecto Félix. Porque si, Changbin había encontrado la perfección en ese pequeño pecoso de manos suaves y cuerpo delgado.

– hombre caído, hombre caído. Alerta 444 ¡Changbin esta enamorado! —chillo Jisung riendo.

– Callate rata. —

– entonces no me lo vas a negar, eso Seo es extremo. —murmuro asombrado.

– puedo decirte que nunca me a gustado alguien igual a él. —susurro embobado.

–¡vámonos ya!, tenemos tarea. Hoy yo invito almuerzo. —jalo al pelinegro.

– como siempre —murmuro Seo.

Mi Pecoso. (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora