1

151 13 0
                                    

Presente 

— ¡Ni si quiera sé qué haces aquí! Hace días desde la última vez que nos vimos. Sigues sin contestar a mis mensajes. No entiendo a qué estás jugando.

Aquel hombre que estaba parado en medio del salón de mi pequeño piso era, ni más ni menos, aquel al que yo reconocía como mi novio.

— ¿No te alegras de que venga a pasar la noche contigo?

— Me alegro de que hayas venido. Así puedo aprovechar para decirte que te largues de mi casa, que no vuelvas hasta que hayas decidido qué es lo que realmente importa aquí... Tú o 'nosotros'.

— Sabías de sobra que mi trabajo me impide ser el tipo de novio que quieres cuando empezamos con esto, y aún así decidiste llamarte mi novia.

— No, Donghyuck. Sabía que tu trabajo era un obstáculo porque no podríamos tener una relación normal— dije en voz baja, sintiendo cómo mis ojos se llenaban de lágrimas que no dejé escapar—. Accedí a estar contigo porque te quiero, pero nunca me imaginé que tu falta de tiempo fuera a convertirse una excusa para tratarme como a una muñeca de trapo.

Dejé que el silencio reinara durante unos segundos, dándole la oportunidad de dar una respuesta, antes de continuar hablando.

— No sé qué es lo que pasó ni cómo llegamos a esta situación, pero yo no puedo seguir así. No puedo estar despierta hasta las tres de la mañana cada noche, deseando que aparezcas porque no he sabido nada de ti en todo el día. No puedo seguir sentándome a pensar en cuál será la razón de la próxima discusión, porque siempre hay una nueva, cada vez que cruzas esa puerta.

»No puedo y no quiero dejar que me destroces el corazón con tu indiferencia porque, aunque desafortunadamente te quiero lo suficiente como para buscar las razones de tu comportamiento, también me queda algo de amor propio.

— Tena...

— No sé qué es lo que quieres. Y creo que no me confundo al decir que tú no sabes lo que buscas. Te entiendo, Hyuck. No todo el mundo está preparado para lo que se les viene encima, y no todos entienden lo que una relación conlleva, porque se aprende con el tiempo. Pero eso no significa que te pueda dar pase libre para que hagas lo que te venga en gana; porque yo también tengo sentimientos y problemas, y quiero a alguien que esté a mi lado a la hora de plantarles cara, no que sea una preocupación constante.

»No puedo dar respuesta a tus preguntas, ni puedo ayudarte a mejorar; pero puedo decirte que esto no es lo que ninguno de los dos se merece.

»No sé si quieres cambiar, ni puedo convencerte para que lo hagas, porque al final del día eres tú quien debe ver la necesidad de un cambio, y quien debe llevarlo a cabo.

Caminé hacia mi habitación lentamente y, antes de entrar, le dije unas últimas palabras.

— Todo depende de ti, Hyuck... Estoy dispuesta a esperar el tiempo que haga falta a cambio de un atisbo de madurez. 





____________________________

¡Hola, chiquis! 

He vuelto a escribir después de un tiempo. Aunque en un principio tenía pensado hacer un nuevo libro de one-shots, al final me he decidido a hacer una mini-novela sobre Lee Haechan (porque el muchacho está para mojar pan y lo sabemos). 

La mayor parte de los capítulos van a ser así, cortos.  Así es más fácil para mí centrarme en lo que quiero contar sin preocuparme de rellenar con cositas que no vienen a cuento. 

Espero que os haya gustado la introducción a esta historia, porque a partir de ahora va a ser una montaña rusa de emociones.

¡Nos leemos más adelante,

Lala!







Pd.: Si os interesa que empiece a publicar one-shots otra vez, dejarme un comentario por aquí y me pensaré empezar otro libro <3.

Fights || Lee HaechanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora