Presente
— Pensaba que me habías dicho que ibas a dormir a casa de Tena— dijo Mark en cuanto cerré la puerta principal detrás de mi.
Me quité los zapatos y los aparté sin cuidado para, después, caminar hasta el salón con una sonrisa amarga en la cara, a la espera de que sólo aquella expresión le diera una respuesta. No quería tener que formar una oración: ni estaba de humor, ni tenía la fuerza suficiente para que no se me quebrara la voz en el momento.
Dudó un segundo, probablemente pensando en qué podía decir tras darse cuenta de lo que había pasado, pero simplemente me dio las buenas noches y caminó de vuelta a su habitación.
Estaba claro que quería regañarme. Sabía perfectamente que ella me había dejado y ya me había advertido unos meses antes.
Había tenido razón y yo había hecho caso omiso a sus palabras.
Me dejé caer en el sofá, masajeándome ligeramente la frente y soltando otro suspiro largo y cansado. Ni si quiera yo sabía por qué la había tratado así. No sabía por qué había sentido la necesidad de ignorarla por tanto tiempo cuando lo único que quería hacer por las noches era sostenerla entre mis brazos.