Capítulo 4

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“Saber de alguno es bueno; de los demás será mejor que calle, que a tantos como son el tiempo es corto.”

°¿Otra vez?

Lo sabía, sabía que esto pasaría otra vez. Todo aquello no fue más que uno de esos sueños.

¿Qué son esos toques? ¿Otra vez eso? Sólo queda aceptarlo por mucho que desee gritar.

Ayuda.°















[Agencia Armada de Detectives.]

La agencia estaba en absoluto silencio. Luego de lo que pasó en el puerto, Dazai, Akutagawa, Atsushi y Chuuya estaban idos. No sabían con certeza que pasó, sólo sabían que algo negro les cubrió y quedaron sin saber algo más después. Claro, Chuuya sabía algo más, pero no era mucho; sin embargo, algo era mejor que nada.

Hasta donde los demás estaban al tanto, una espesa explosión negra cubrió a los agentes y a los mafiosos, sintieron también, un movimiento brusco en el suelo, mismo que cesó al instante. Cuando llegaron para ver que había pasado, el enemigo no estaba, era justo como si la tierra se los hubiera tragado, mientras tanto los chicos de la agencia y la mafia estaban totalmente inconscientes en el suelo junto a la chica, misma que estaba en medio de ellos desmayada.

Llevaron a todos a la agencia, Yosano los curó, vigilando a la chica, mientras se hablaba sobre lo que pasó. Habían pasado horas, por no decir que parecían mil eternidades para todos, desde que fueron curado.

Atsushi por su habilidad estaba ya sano, aunque tardó más de lo normal la regeneración, Akutagawa estaba con vendaje en brazo izquierdo y en la cabeza, las heridas de la pelea junto con el golpe de la explosión extraña le hizo sangran un poco, nada del otro mundo para él a decir verdad.

Dazai por su parte estaba normal, no era como si no estuviera acostumbrado a sentir dolor, aunque lo odiara, Chuuya por otro lado tenía un tripie con una bolsa de sangre, había usado la suya para abrir el ataúd  y sacar a la chica, era indispensable que estuviera bien.

Así que esa era la condición una vez los cuatro despertaron, heridas superficiales de parte de los cuartos, pero sin ninguna baja.

Esperaban en la sala a que la doctora Yosano saliera después de que examinara a la chica y diera su veredicto para después ver que hacerse. Los jefes, por otra parte, analizaban las grabaciones de las cámaras más cercanas del puerto para ver la causa de lo que pasó, pero claro, sin algún resultado claro aún.

Chuuya, en esa espera interminable para él, se levantó con una leve mueca por el dolor en el cuerpo y caminó hasta Atsushi que estaba en una esquina pensativo, le susurró algo en el oído, mientras le agarraba la mano, este por su parte asintió y salió de la agencia sin decir nada. Dazai que vio todo, sólo le tomó mirar a Ranpo, que estaba en su escritorio comiendo unos dulce, para afirmar su deducción. El mafioso peli naranja sólo se encogió de hombros al toparse con la mirada del castaño suicida.

— ¿Cuándo pretender terminar la doctora con todo eso? – Refunfulló el mafioso ya ansioso por saber como estaba a chica. El suicida le miró de manera aburrida y de brazos cruzados se encogió de hombros.

— Ella tomará el tiempo que se deba tomar. Tú mismo viste en que condiciones estaba la chica, es necesario que Yosano vea de manera detenida como está –. dijo de manera serena. El mafioso sólo bufó, Dazai tenía razón.

Luego, de lo que pareció horas, Yosano Salió del consultorio. Su semblante fue preocupante, había salido totalmente pálida y, de no ser por su novia, Naomi, que le sostuvo, se caída de sentada en el piso. Junichiro, su cuñado, le deslizó una silla a su hermana para que hiciera sentar a la doctora, que prácticamente temblaba mientras negaba muchas veces.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora