IMPROBABILIDAD

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Conocí a Daniel hace más de siete años. Un día normal en la universidad, el primer año de muchos desastrosos años posteriores, me gustaría decir que me gustó de inmediato, pero no fue así, mi primer pensamiento hacia él fue que estaba completamente loco, un loco desinhibido y ruidoso, mi segundo pensamiento fue a su apariencia varonil y juguetona con hermosos ojos verdes, ojos que marcaran de aquí en adelante esta historia.

Deje de ver a Daniel hace seis años, solo éramos dos jóvenes que se atraían, pero no podían comprometerse a nada más específico porque se interponían los problemas de la vida y la carrera, la cual no podíamos descuidar, pero antes de despedirnos con un seco "hasta que la vida nos junte otra vez" nos besamos muchas veces aquí y allá, escondidos detrás de la puerta de algún cuarto ruidoso dentro de la universidad o en los pasillos mientras nadie veía. Daniel fue un gran compañero de paseos, sus historias siempre eran las mejores, podría hablar para siempre con él sin aburrirme y eso hemos estado haciendo por los últimos años, solo hablar, por horas, las madrugadas frías son nuestras favoritas, cuando las almas de las personas se calman con el sueño y ESA COSA no aparece más para molestarme, en la conciencia de un mundo lejos del mundo, solo para los dos, solo para ese momento de conversaciones vanas y palabras claras en la penumbra, esos momentos son los únicos que me hacen verdaderamente feliz.

Deje de ver a Daniel porque él se cambió de pueblo y decidió trabajar por el momento antes de continuar con su carrera, por un asunto familiar. No puedo decir que lo amaba, pero amaba los momentos que compartíamos, los besos, la sangre caliente golpeando en mis venas y mi deseo de obtener más, que solo quedó en eso, deseo, amaba tocar su cabello y su cuerpo frente al mío, los susurros y las bromas privadas que solo nosotros entendíamos, me gustaron todas las series y películas que miré con él, la forma casi inocente en que me dijo que le gustaba, y claro amaba como toda la vida parecía agolparse en sus ojos verdes que brillaban alegres con la luz del sol.

Amé esos días y se convirtieron en recuerdos y añoranzas, en palabras a un computador y en escapatorias cuando la vida se pone muy difícil y la realidad golpea duro.

Deseaba volver a verlo, pero si en seis años nuestros destinos no coincidieron el asunto solo era una improbabilidad.

Hace casi un año me enteré por él mismo que había regresado a la ciudad y a la universidad, me alegró mucho pero en ese entonces estaba terminando una relación que solo me trajo desdichas y acomplejamientos, me sentía cada día más vacía y ESA COSA acababa de aparecer para atormentar mis noches, me pregunto si alguna vez alguien en el mundo se ha sentido así, como si todo se derrumbara sobre ti y no fueses lo suficientemente fuerte para ponerte de pie otra vez, acabada, sin posibilidades de superación, encerrada entre cuatro paredes con días iguales, con golpes fuertes amortizados encimados uno sobre otro, con gritos ahogados en la garganta, lágrimas que se reúsan a salir y un cuerpo cada vez más carente de energía, sumergido en la penumbra, una mujer ya no tan joven, sin empleo, con problemas familiares con responsabilidades no asentadas, con estudios inconclusos justo al final del mundo, Daniel no era posibilidad para mí, él siempre fue una alegría en mi vida y en ese momento no deseaba ser feliz, no podía serlo, me negaba a tener un momento de alegría cuando me merecía solo lo peor, necesitaba aceptar esa oscuridad en mi vida, necesitaba aceptar el nacimiento de ESA COSA , volverme una con la oscuridad y nacer de ella más fuerte.

Sin embargo, debo admitir que de vez en cuando surgía el valor y le escribía, él respondía con total naturalidad como si no hubiese pasado un día y la conversación solía ampliarse por muchas horas, claro que quería verlo, pero como la mayoría de cosas que quería solo eran pensamientos en mi cabeza. Muchas veces, solía darme su horario del día, con la esperanza de que coincidiéramos, nunca fue así y a decir verdad nunca me esforcé porque lo fuera, no quería que los recuerdos maravillosos de días pasados se arruinaran con realidades amorfas, como sabrán todos cambiamos con el tiempo, y aunque Daniel seguía siendo el mismo en sus conversaciones yo no era la misma joven divertida que él conoció una vez.

Pero ese jueves... 

ESA COSAWhere stories live. Discover now