Primer encuentro

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La primera vez que se presentó en mi vida fue cuando tenía 6 años de edad, era mi primer día de colegio al igual que mi primer año de estudio de manera oficial, ya que los dos años anteriores terminaron de manera abrupta por temas relacionados a mi salud emocional y también a causa de la decisión tomada por mis padres de vivir en el campo por un corto periodo de tiempo, para así lograr entregar un poco de paz a mi corta vida.

Menciono ese día con exactitud, aunque confieso que algunos sucesos están difusos en mi memoria, detalles pequeños, como nombres y colores.

Recuerdo encontrarme sentada en un banco que se encontraba rodeado de otros tres a su alrededor,  bancos los cuales se encontraban ocupados por otros compañeros, mientras que en el centro se localizaba una pequeña mesa cuadrada de madera. De pie a mis espaldas, se encontraba una de mis dos maestras que mantenía una mirada dirigida hacia otro punto del salón de clases del cual no recuerdo.

Una de las maestras se encontraba entregando instrucciones de cómo sería el sistema para utilizar el baño, y fue entonces cuando comencé a sentir una ligera presión en unos de mis pies, pies los cuales en ese momento se encontraban debajo de la diminuta mesa de madera. Se sentían como pisoteadas, de esas que a veces son provocadas inocentemente por extraños cuando no se percatan de tu presencia, solo que esta vez existía una diferencia, el dolor que sentía en ese momento era insoportable.

La sensación de dolor comenzó a desplazarse a través de mi cuerpo ,en ese entonces, a mi pequeña pierna, pero esta vez se sentía como enormes manos la recorrían, percibía a la vez que la desesperación comenzaba a apoderarse de mi ser, no podía moverme, estaba paralizada de la cintura hasta llegar a la punta de mis pies. Fue cuando en aquel momento recordé la presencia de una de mis maestras de pie a mis espaldas, por lo que giré inmediatamente mi cabeza y le rogué por ayuda. Ella con una mirada totalmente seria y fría, respondió a mi llamado dirigiendo su mirada hacia la parte baja de la mesa en la cual me encontraba para tratar de entender la situación.

Maestra: -No hay nada allí,  ¿Acaso tus padres no te enseñan que mentir es malo? Que tipo de educación le están entregando a estos niños de hoy en día-.

Yo, incrédula ante lo que acababa de mencionar aquella mujer instantáneamente me incliné hacia abajo de la mesa para corroborar lo que esta había mencionado con un tono de voz que demostraba absoluta seguridad.  No había nada allí. Me coloqué de pie a un costado del banco en el cual me encontraba sentada hace apenas unos segundos y consulte instantáneamente a mis compañeros que se encontraban bastante cerca de la situación y de mi persona para conocer si es que ellos habían notado algo extraño debajo de aquella mesa. No sintieron nada, ni mucho menos observaron algo extraño o fuera de lo normal.

Ese fue nuestro primer encuentro.

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2020 ⏰

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