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Las leyendas viejas y persistentes siempre llegarían a oídos de la gente, tal vez por casualidad, o por curiosidad; pero siempre estarían, incentivando a los pueblerinos a sumergirse en las profundidades de aquel obscuro y tenebroso bosque, que se encontraba cubierto de una espesa niebla de un color avioletado.

Llamaba la atención de los viajeros, quienes inocentemente se alejaban de sus sanos rumbos, y se adentraban al efímero y, a sus ojos, encantador bosque.

Pero no todo es color de rosa, y las familias desoladas lo sabían; pues quien entrara al bosque púrpura, jamás saldría.

Nadie conocía la razón o el significado de ello, pero sí temían por sus vidas; necesitaban quedarse a salvo y por ello, no entrarían.

La gente era inteligente, en ese entonces.

JeonGguk, un viajero de la parte norte de la isla de Halem, donde se situaba el bosque y el pequeño pueblo, pasaba por allí. Había quedado hipnotizado con el color fantástico de la niebla que acobijaba a los altos y frondosos árboles. Esta, se abría a su paso, dejándole el camino libre hacía adentro.

¿Y quién era él para negarse a una oportunidad como aquella?

Así que el azabache se adentró en el bosque, poco a poco, caminando con cautela y siendo consciente de las leyendas sobre él. Sus dedos rozaban delicadamente la corteza dura de los árboles, mientras que sus ojos se paseaban por la oscuridad.

Entonces se detuvo volteando de golpe al escuchar un suave susurro, como un tintineo leve que le hizo temblar aunque no le asustó.

"¿Quién anda ahí?" Preguntó, con voz grave.

La respuesta fue inmediata: un canto angelical poco a poco crecía en volumen, siendo imposible de ignorar y placentero de admirar.

Poco a poco la canción se hacía más fuerte y el tarareo se convertía en una melodía, y luego en una canción con letra.

JeonGguk buscó con curiosidad al dueño de aquella profunda y suave voz, que comenzaba a marearle.

Entonces le vio. Saliendo de tras de un árbol; un joven de cabellos plata y ojos azules como el cielo, claros y brillantes, traía una corona de flores en su cabeza y sus pómulos yacían decorados con pintas de un color dorado hipnotizante; vestía una camisa de botones blanca que danzaba delicadamente con el viento, aunque cubría bien su cuerpo hasta por debajo de los muslos, las mangas largas también tapaban sus manos, en las que el joven cargaba un par de flores.

JeonGguk se paralizó mientras le miraba, y el joven continuaba cantando de forma suave, caminando lentamente hasta el azabache y tomando su mano, para tirar de él con delicadeza.

Ambos se sentaron a los pies de un tronco, cerrando sus ojos contra el cuerpo ajeno, en tanto el ser angelical continuaba con su canción.

Poco a poco la niebla se volvía densa y para cuando JeonGguk abrió sus ojos, está los envolvía de forma tenebrosa, casi alzándose sobre ellos, queriendo comerlos. Entonces y solo entonces, Jeon notó la luna en el cielo, brillando tenue entre la niebla y las hojas de los árboles y temió, porque debía volver.

"Viajero" llamó el joven, colocando una de sus acanaladas manos en la pierna del azabache, quien volteó a mirarle "¿Te quedarás está noche?" Preguntó, con sus mejillas teñidas de un suave carmín y las pintas-que JeonGguk había notado, tenían forma de estrella- brillando e iluminando el rostro del de pelo plata.

"Y-Yo..."

"Cantaré para ti, viajero" interrumpió, dejando caer su cabeza en el pecho del más alto y achicándose entre sus piernas. "Aunque deberías decirme tu nombre." Le susurró.

"JeonGguk"

"JeonGguk ~ yo soy Taehyung"

Y la charla había terminado. Taehyung comenzó a cantar, su voz siendo fuerte y pronto envolviendo al azabache.

Sus párpados, de repente, se sintieron pesados y cuando se dispuso a dormir, el peli plata lo levantó, tirando de su mano y guiando sus adormilados pasos, sumergiéndose de lleno en la niebla espesa.

Entonces la canción se detuvo y JeonGguk reaccionó de golpe, levantándose del suelo y observando al joven mirarle ganado en cuclillas. La niebla había desaparecido y ante sus brillantes ojos, se alzaba un paraíso de colores arcoiris; con árboles altos de hojas verdes y rebosantes de frutos; con flores de colores decorando el suelo y hasta una laguna de agua cristalina en la que nadaban sin preocupaciones un par de coloridos peces.

Taehyung sonrió suavemente mientras extendía su mano y la colocaba en la mejilla del azabache, quien yacía sentado en el suelo.

"¿Deberíamos estar..." Cantó suavemente el ojiazul, acercando su rostro poco a poco al azabache. "en este bosque para siempre. Solos tú y yo?" Susurró luego, uniendo sus finos y rosados labios con los del más alto, quien soltó un suspiro de placer antes de corresponder.

En lo profundo de la niebla morada.
Más allá de ese punto, con el que nunca debes entrar en contacto.
Más allá de ese punto, te atraeré también.
El secreto del misterioso bosque.
Si te atrapan.
Si te atrapo.
Nunca volverás.

Nunca te dejaré volver.

the purple forest ♡ kvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora