Siguieron pasando las horas una tras de otra. Carla había decidido hablar y estar con Marcos y supo que ser un marginado no era tan fácil y tuvo que soportar sus últimas horas de sufrimiento.
Ya entendía lo que era estar solo no era NADA fácil.
Cuando llegó a su casa sus padres como siempre le trataban igual. En su casa por lo menos no le acosaban, pensaba ella.
Cada tarde como de costumbre se fue al voleibol, pero al igual que le había pasado en el instituto era como invisible. La entrenadora la miró y se quedo extrañada, porque no conocía a esa chica. Se acercó y la echó del entreno.
Carla estaba totalmente amargada y comenzó a llorar.