Ella pensaba que nadie la entendía, y se sentía sola en el mundo. Pero no lo estaba, había gente que todavía le quería y los que no lo hacían era porque ya no era famosa.
Se dio por fin cuenta, de que la fama no te hace amigos, solo te hace seguidores.
¿Dolor, depresión, tristeza, amargura? claro que los sentía, pero ya no tenía sentido pensar en eso, porque gracias a ese día ella se había hecho fuerte, y además, buena persona.
Carla esperó después de la hora de la cena para contarle todo lo que había pasado, ese día, a Marcos.
Lo llamó y le contó tanto la historia pasada, como la presente y no le llevó poco tiempo.
Finalizó la llamada diciendo,
- Eres una gran persona pero he estado tan ciega, que no lo he podido ver, ojalá pudieras perdonarme por todo lo malo que te he hecho. - terminó con un hilillo de voz.
Pasaron unos treinta segundos, y una voz clara y decidida dijo,
- Te perdono.