Narrado por Mangel~
-Hace frió...
-Mmh...
-Por favoh...
-Vale, pero déjame dormir tío, cierra la puerta al entrar.
-Vale
Sonreí triunfante y cerré con mucho cuidado la puerta tras de mi, aún así sonó un chirrido corto y mire de reojo a Rubiuh que aún mantenía los ojos cerrados en medio de la cama con el ceño fruncido levemente, estaba cabreadisimo y era defendible, la calefacción en el piso había dejado de funcionar y mi habitación era más fría que la de él, ya había tratado de dormir, pero cuando el reloj dio las 3 am sabía que no conseguiría conciliar el sueño, estaba cansado y helado hasta las patas, así que con mucho desgano fui a pedirle a mi compañero si me compartía la cama y tras una breve discusión logre que aceptará.
-Rubiuh
-¿Ahora qué?
-¿Te puedes hacer un poco más allá tío?
-Jooooder Mangel, es la puta última vez que te dejo dormir conmigo
-Es la primera vez que te lo pido
-Y la última...- se giro sobre su costado, dándome la espalda, acomodo unas almohadas en su cabeza y resoplo sonoramente con los ojos cerrados. Me acomode rápidamente a su lado dentro de las calientes mantas de su suave cama, pero en es mismo intante ya no tenía ni sueño, solo me quede mirando a un punto fijo en el techo, vale, tenía mucho sueño y de repente ya no lograba sentirme cansado para nada -Mangel- le escuche decir muy bajo.
-¿Qué pasa?
-Duérmete- ordenó.
-Duerme tú tranquilo, yo dormiré pront...
-¡Que te duermas, cojones!
-¡Que no!
De repente giro bruscamente hacia mi y me acojone un poco pensando que tal vez me botaría de su cama a dormir de nuevo a mi fría cama, pero cuando giro y se apoyo sobre un brazo y me observó detenidamente, su mirada era más de preocupación y de suplica que de cabreo, yo solo me quede en mi esquina un poco asustado ante su mirada, tenía el cabello desordenado y algunos mechones caían sobre su frente, el farol que iluminaba desde la calle reflejaba perfectamente sobre sus ojos ahora brillantes puestas sobre mi.
-Deberías dormir, mañana te vas a tu pueblo muy temprano y si no duermes vas a perder el tren- hablo pacíficamente, pasó sus dedos sobre sus ojos para, tal vez, despabilar ante el sueño que aún sentía -¿o es que necesitas...- acomodo una almohada cerca de él y se dejo caer entero ante este ya estando más cerca de mi -... que te lea un cuento como niño chiquito?
-Joooder
-En serio, Mangel- me removí rápidamente, un poco incomodo por lo cerca que se había puesto, entonces gire en mi lugar dándole la espalda -Mangel, tú, que hablo en serio, me vas a dejar acá solo, cabron, ¿y no me dejas leerte un cuento al menos?
-Te ehcucho- avise mientras levantaba mi dedo pulgar en el aire para que lo vea. Escuche como reía en un soplo y se acomodaba ahora él mirando al techo, debía admitir que tenerlo tan cerca por un momento me acojonó de una manera muy extraña, ahora no podía dejar de pensar en sus ojos, no sé cuando fue el momento exacto en el que empece a sentirme así cuando él estaba muy cerca, simplemente se me cortaba la respiración.
-Había una vez- lo escuche relatar con suavidad -un tío, era un tío que... que era muy majo, que era demasiado majo con todos- explicó -era tan majo que, bueno, en todo el pueblo lo querían ¿sabes?- me reí sin sonido alguno mientras lo escuchaba y él continuó -que tenía su mejor, no, coño, tenía una novia ¿vale? Y ella pues se ponía pesada, a veces, porque todos lo querían al hombre majo este, por eso a veces ella le trataba mal a su novio.