Se Hun decidió cortar la distancia entre los dos. Tomó el rostro del menor con sus manos y lo besó. Jong In jadeó sorprendido. Dudó unos segundos que hacer, pero terminó cediendo a su propio deceo. Correspondió el beso del mayor como si fuera una necesidad, como si el probar sus labios fuera vital para él.El beso en ningún momento comenzó siendo algo lento ni suave, pero sí aumentaba la intensidad y el deseo que cada uno quería dejar en él. Se Hun tomó las riendas en aquella situación. Podía darse cuenta de la inexperiencia del menor, aunque eso no significaba que lo estuviera haciendo mal, de verdad estaba disfrutando el momento. Podía sentir al menor cada vez mas ansioso, mas deseoso y también podía sentir la excitación creciendo dentro de él.
Sus bocas luchaban una fascinante guerra de poder, en la cual ninguno quería terminar derrotado. Se Hun definitivamente no lo haría, pero decidió darle una oportunidad al menor y dejó que éste tomara un poco de poder sobre él. Jong In se dio cuenta del cambio en el ritmo que llevaba el mayor, y como si lo entendiera, aprovechó la posibilidad de hacer lo que él realmente quería.
Empujó al mayor hacia atrás, con sus manos sobre su pecho hasta que lo sintió chocar con la mesa. Entonces lo hizo sentarse en la orilla de ésta. Levantó la pierna derecha, colocándola a un costado de las piernas de Se Hun, éste lo tomó de la cintura y lo levantó para que se acomodara encima de él. Jong In acariciando el pecho del mayor, subió sus manos hasta los fuertes hombros y ahí se sostuvo con fuerza cuando Se Hun dejó de besarlo.
En su lugar, comenzó a dar besos húmedos a lo largo de su cuello. Estaba costándole respirar normalmente así que permaneció quieto con los ojos cerrados. Su corazón lo sentía peligrosamente acelerado. Necesitaba tranquilizarse y no perder la calma. Pero eso le estaba costando la mitad de su fuerza de voluntad.
Cuando el mayor puso las manos en su cadera y lo presionó contra él, lo sintió duro. Se Hun estaba excitado. Él estaba logrando excitar a la persona que más le gustaba en el mundo y eso lo hizo sentirse poderoso y sonreir triunfante. Por instinto comenzó a moverse, rozándose contra el otro. Sus movimientos eran algo torpes pero certeros. Se Hun lo agarró de las nalgas y las apretó con fuerza instándolo a que aumentara el ritmo. Entonces en un momento, el menor gimió sonoro con su cuerpo entero arrasando pequeños espasmos. Los movimientos se detuvieron y sus respiraciones agitadas luchaban para normalizarse.
Jong In apoyaba su frente húmeda en un hombro del mayor. — Lo siento. - susurró abrazándose al cuerpo contrario.
Se Hun acarició la espalda del moreno suavemente. — ¿Es vigen, Kim? - preguntó con la voz increíblemente calmada.
El menor levantó su cabeza y mirando al otro dijo: — Creo que a estas alturas deberías dejar de hablarme de usted.
Se Hun levantó una ceja retador, con una media sonrisa encantadora. — ¿Lo eres?
— ¿Hay algún problema con eso? - la mirada penetrante del otro y su silencio, le indicaban que esperaba una respuesta. — De acuerdo. Sí, lo soy.
El mayor asintió lento desviando su mirada hacia otro lugar aflojando el agarre de sus manos en las caderas del contrario. Jong In lo tomó de la barbilla para que lo mirara nuevamente a los ojos.
— ¿Eso significa que esto terminó?
— Esto ni siquiera a comenzado, niño bonito. - La facción que apareció en el rosro del moreno no fue la mejor. — No pongas esa cara, Kim.
— No soy un niño. El que sea... virgen, no significa que lo sea.
— Entiendo. Pero, ¿Puedo tratarte como a uno? - Jong In bufó inconforme. Intentó desocupar el lugar que tenía sobre el mayor, pero éste se lo impidió en cuanto lo adivinó. — Eso no significa que tenga que ser algo malo. - explicó mientras se acercaba al moreno para besarlo una vez más.