Cartas a Avery 1

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Me perdí en tu mirada, sí, sé que tus ojos no son azules o verdes, son cafés, cafés que quitan el sueño, cafés que causan desvelos.

Me gusta tu voz, casi tanto como cuando siento el murmullo de la lluvia y sin querer te pienso.

Me gusta la impunidad con la que tus ojos ven mi cuerpo, la rebeldía de como tú cabello discute con el viento, amo la falta de respeto con la que tú sonrisa desafía el miedo.

Debo confesar que me gusta tu boca cuando pronuncia mi nombre. Porque en la carne tibia de tus labios soy más tuyo, y en la humedad de tu lengua sé que ya eres mía. Y te diria que de tu boca me gusta todo, hasta tus silencios y tus pausas, pero lo que más me gusta es ser la razón de tu sonrisa.

¿Qué te puedo decir que no te hayan dicho mis ojos? ¿Qué te puedo contar que no te hayan contado mis manos? ¿Cómo te puedo explicar lo que siento? Cuando me siento latiendo en todo lo que siento.

Te miraré así, sin decirte nada.
Hablándote con los ojos exhaustos de palabras. Como si todo estuviera dicho, como si la intención fuera clara.
Como si el hambre viviera encarnada en la mirada. Te miraré así, diciéndote todo sin decirte nada.

Y cómo no perder la jodida razón, si cuando alguien tan bonita como tu llega, uno flota, flota tan bonito y, eso, cariño, eso es algo así como desprenderse del mundo y ganarse el cielo.

¿Y porqué me gusta tu sonrisa?, me preguntaban algunos.
Simple y sencillo, ¿haz visto un atardecer en la playa?
Bien, es la misma calma...
La misma magia, pero en ti, en su boca.

Me gusta desvelarme en tus noches, y adoro despertar en tu vida.

Vámonos a Marte, estoy seguro de que ahí nadie nos buscará, que seremos solo tú y yo, vámonos de viaje a las estrellas, dejemos atrás nuestros problemas, punzantes y difíciles, vámonos de viaje a través de las constelaciones, toma mi mano y vámonos de aquí, toma mi mano y comencemos a huir.

No quiero ver el mundo arder, solamente quiero encender una flama en tu corazón.

Eres una apertura en mi corazón, una grieta en la armadura de mi alma, eres la única que me desarma.

Por ti, escribiría una canción ingeniosa, solo para mostrarte el mundo.

Fuimos a hacer el amor, y parece que volvimos de la guerra, me sentí astronauta cuando me mostraste tu sonrisa, perdido en tus ojos diciendo adiós a la tierra.

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