19. La amenaza

18 2 0
                                    

Morado.

Sip, morado, hinchado y muy adolorido. Así es como había quedado el ojo de mi querido amigo Erick.

Y en cuánto al resto de su cara, bueno... Era toda una obra de arte.

¿Y cómo Erick había terminado con la cara toda golpeada y sosteniendo un trozo de carne congelada sobre su ojo mientras se quejaba adolorido en su sofá?

Pues, digamos que todo comenzó con una amenaza.

Después de la impactante confesión de Sky sobre el trato que le había dado su ahora ex novio, Erick la había consolado y animado. Conversaron por varias horas esa noche, como tan bien sabían hacer debido a la fuerte conexión y cariño que se tenían. Era realmente algo muy lindo de ver, como dos personas podían sentirse con tanta confianza de hablar y abrir su corazón entre ellas, sin dobles intenciones y con verdadero interés. Estuvieron conversando hasta que se quedaron dormidos en el sofá, al principio muy cerca y en algún punto de la noche terminaron en los brazos del otro, con una expresión serena cubriendo sus rostros.

Sky estaba decidida a olvidarse de Adam y hablaría con él al día siguiente cuando lo viera en clases para por fin ponerle fin a su tóxica relación. Por su parte, Erick estaba totalmente motivado a protegerla a toda costa y no permitir que Adam se acercara más a ella después de eso. Pero, como era de esperarse, Adam no iba a dejarle el camino tan fácil.

Al día siguiente, Sky se levantó muy temprano por la mañana. El sol aún no salía del todo, pero debía ir a su casa y alistarse para ir sus clases. Sky se fué y Erick volvió a dormir por un rato más, esta vez en su cama, hasta que sonó su alarma y con pesadez se levantó para preparar el desayuno.

Como todas las mañanas después de desayunar juntos, mi castaño amigo se alistó para ir a trabajar. El clima comenzaba a ponerse un poco frío por las mañanas y tardes, lo cual significaba que el invierno estaba cerca y aunque por nuestra ciudad nunca nevaba, solíamos tener unas lluvias muy fuertes en esa época del año. Era frecuente que a veces la lluvia tomara por sorpresa a los peatones en el peor de los momentos, así que desde hace un par de días mi amigo siempre cargaba un paraguas consigo por si a caso.

Por otro lado, a mi me tocaba esperar toda la mañana en compañía de mi colita y  la soledad hasta que Sky llegara por la tarde. Desde que sus clases de la tarde habían cambiado a la mañana, era ella quién se encargaba de darme mi tan ansiado almuerzo y luego sacarme a pasear al parque.

Estaba feliz porque ese iba a ser nuestro primer paseo sin Adam después de mucho tiempo. O al menos eso creía yo.

—¡Hola precioso!— me saludó Sky en cuanto entró al departamento esa tarde.

Como siempre, yo la recibí feliz y saltando por todas partes. Pronto mi nariz detectó un delicioso olor proveniente de su bolso que me hizo amarla incluso un poco más.

Quería comerme su bolso.

—¡Hey, alto ahí vaquero! Si te traje tus golosinas pero ten un poco de paciencia, al menos déjame ir al baño primero que estoy que me aguanto desde hace rato.— dijo mientras se dirigía al baño rápidamente. Una vez dentro continuó hablándome— Rocky, ¿Adivina qué?, Después de almorzar tú y yo iremos a dar un relajante paseo al parque. Luego, nos encontraremos con Erick e iremos a la feria que acaban de abrir cerca del parque ¿Suena genial no?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 12, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Memorias de un perro callejero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora