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Me han llamado por todo tipo de nombres a lo largo de mi vida, algunos han sido más memorables que otros, pero ustedes pueden llamarme Mus.

No sé exactamente en qué fecha nací, ni el nombre del lugar de donde provengo. Lo único que recuerdo de aquel día es que llovía mucho, hacía frío y era de noche.

¿Gran momento para nacer verdad?

Aquella noche nacieron más como yo y aunque los primeros días de mi vida son un recuerdo algo borroso para mí, de algo si estaba completamente seguro.

No éramos bienvenidos.

De inmediato supe que nosotros no éramos como mamá, ella lo sabía y sabía también que sus personas no estaban contentas con eso. Recuerdo que su pelaje era tan suave que mis hermanos y yo nos dormíamos muy pegados a ella; cada uno tenía su lugar preferido, pero a mí me gustaba dormir en el centro de su pecho, cerca de su corazón.

Creo que pasó una semana después de que nacimos cuando al fin las personas tomaron una decisión respecto a nosotros.  Una mujer se acercó a nosotros y nos fue poniendo uno a uno dentro de una pequeña caja, a mí me dejaron hasta el final. Me preguntaba ¿cómo iba a entrar mamá en una caja tan pequeña?, entonces me di cuenta que ella no entraría allí, porque no vendría con nosotros.

Lo siguiente fue muy confuso para mí. Todo estaba oscuro y el llanto de mis hermanos no me dejaba oír nada, las personas nos subieron a un vehículo y creo que pasaron horas hasta que nos detuvimos y alguien nos bajó para colocarnos en el piso, volví a escuchar el sonido de un motor y eso fue todo.

Ellos nos dejaron allí.

Tiempo después logré comprender mejor lo que había pasado. Nosotros no o éramos "de raza", como mamá. Eso no le gustó a sus personas, así que decidieron deshacerse de nosotros, pero no de mamá porque ella todavía les servía.

Lo que todavía no entiendo es como saben ellos quiénes valen mucho y quiénes no, ¿es por nuestro color? ¿por el tamaño de nuestra nariz? ¿acaso no les gusta la forma de nuestra cola? Como dije, no lo comprendo y tampoco lo tomo personal, sé que lo mismo hacen con los de su especie. Los desechan si ellos no cumplen con sus expectativas. Como a mí.

Y bueno, ahí estábamos nosotros, asustados y con mucha hambre, hasta que pasó algo que ninguno se esperaba.

Mamá nos encontró.

Inmediatamente después que nos llevaron, ella hizo todo lo que pudo hasta que consiguió escapar y nos buscó durante toda la noche hasta que nos encontró. Estábamos tan felices que no nos importaba que no tuviéramos un hogar, estar con nuestra mamá era todo lo que necesitábamos, ella era nuestro hogar. Sin embargo, la felicidad nos duró poco.

Una tarde, un hombre se acercó a nosotros y nos dejó un plato lleno de comida, olía realmente rico y como mamá ya llevaba dos días sin tener leche, inmediatamente todos se abalanzaron sobre el plato. Como yo era el más pequeño y el último en todo, la comida no alcanzó para mí, cuando logré acercarme al plato ya no quedaba absolutamente nada, pero no estaba preocupado porque mamá había comido y eso significaba que tendría leche para mí de nuevo.

Sin embargo, eso nunca pasó.

Aproximadamente dos horas más tarde, mis hermanos empezaron a temblar mucho y a botar una cosa rara por la boca y la nariz. Uno a uno se fueron quedando dormidos e inmóviles, yo no sabía que pasaba, pero me asusté más cuando mamá también empezó a hacerlo. Una hora después, ya ninguno se movía y a pesar de no saber casi nada de la vida, supe de inmediato que ellos ya no iban a despertar nunca más.

Y lloré.

No había llorado desde que nos echaron del hogar de mamá, ni siquiera lloré cuando había tenido hambre, ya ni siquiera me importaba tener hambre. Lloré porque sabía que, si me volvía a echar junto al pecho de mamá, yo no escucharía más su corazón.

Sabía que ahora estaba solo y que las personas habían dejado muy en claro que no me querían. Desde ese momento supe que debía hacer de la calle mi hogar.

Y fue ahí donde empezó mi historia.

Memorias de un perro callejero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora