1. El último abrazo.

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(14/04/2023) Corregido por mi beta PanchiGlx. 🖤

*. *. *

Es una situación tan extraña.

Ha pasado exactamente una semana -y no es que lleve cuenta de cuantos días he estado sin usted a mi lado- y, aunque se supone que debería ser al revés, no he podido dejar de llorar como un bebé en los brazos de Nezuko-chan por las noches hasta gastar toda mi energía en ello y, caer rendido a un sueño inquieto, en el que el final que escribió para nosotros se reproduce como disco rayado. Es como si el dolor fuera un virus que infectó mi sistema, Giyuu-san.

Es tan hiriente estar cerca de usted, puede estar a unos pasos de mí en el gimnasio, pero se siente una distancia abismal entre nosotros al punto de ser insoportable. ¿Para usted también lo es, Giyuu-san? ¿Cómo pudo permitir que esto pasara? Parecía tan contento de tenerme cerca las primeras veces. Es hiriente, porque solo quiero hacer cosas con usted de las que ya no tengo permiso, cosas que ya no tengo derecho de hacer y cuyo derecho ya no puedo volver a ganar. Duele como no tiene idea, todo duele ahora, y es por causa suya.

Quisiera que por fin se dignara a mirarme, a dirigirme siquiera un vistazo, y fuera capaz de notar las estrellas fugaces en mis ojos que caen a la muerte con deseos imposibles de cumplir. Quisiera que una vez más, aunque sea la última de mi vida, se siente en el suelo entre mis piernas y me deje pasar con suavidad el cepillo por su cabello recién lavado en un intento tonto de domarlo. Jamás dio resultados positivos, ¿recuerda, Giyuu-san? Ha vivido veintiún años en este mundo y su pelo todavía se comporta como un adolescente rebelde que sigue sus propias normas. Pero eso nunca fue un problema, ¿verdad? Su deseo realmente era tenerme junto a usted.

Quiero sostener su mano contra mi mejilla para ahogarme voluntariamente y con avidez en el cariño que irradian sus cinco dedos, en todo lo que representa su nombre. Tomioka Giyuu. Me tomaría un par de minutos enseñar mi reverencia a la piel con surcos desperdigados de sus nudillos, porque usted es el centro de mi universo. Lo sabe muy bien, Giyuu-san, y aun así... ¿por qué?

En este momento estoy en las gradas del gimnasio del colegio, pacientemente a la espera de que la clase que usted le imparte a mi hermana pequeña finalice para poder ir a casa. Por mientras, mis ojos no pueden dejar de seguir esa figura atlética a la que se ciñe su conjunto azul de entrenamiento, y sueño despierto, repasando en mi mente las incontables ocasiones en que he tenido ese cuerpo encima de mí en un futón y esas prendas dobladas de forma prolija en mi habitación. Esas imágenes tan simples envían escalofríos de espirales cálidos por todo mi cuerpo, pero el dolor en mi corazón es más acentuado que la respuesta de mis hormonas.

De mis labios brota un suspiro miserable y recargo el mentón en mi mano, pero veo a mi querida Nezuko ser dada una caricia afectuosa en la cabeza de su parte y venir trotando hacia las gradas con una sonrisa luminosa. Yo le sonrío igualmente, pero soy invadido por una desagradable sensación al querer aparentar que todo está bien, siento como si le estuviera mintiendo en su propia cara y no es correcto. Nezuko y yo no tenemos secretos entre nosotros.

La fuerza de mi sonrisa se debilita y las cejas de mi pequeña hermana se fruncen levemente, deteniendo su andar ya delante de mí.

—Nii-chan, ¿estás bien? —pregunta en un volumen suave que es solo para los dos.

Hago un gesto afirmativo y trato de verme convincente, pero no puedo, no cuando mi mirada captura a Shinobu-san, la enfermera de la escuela, conversando con usted. Es una persona especial, Giyuu-san, de esas que no están cómodas si no respetan su espacio personal sin su consentimiento, y, sin embargo, ella tiene un brazo alrededor del suyo como para probar un punto, seguramente mientras hace sus comunes chistes cuyos fines son para fastidiarlo. Shinobu-san es una mujer hermosa y buena... Me he dicho miles de veces que no debo hacer caso al rumor que corre hasta el día de hoy de que los dos tienen una relación en secreto.

Con un par de palabras y sin mirar atrás, usted entra a la habitación donde se almacenan los balones y otros objetos de la clase y, para mi alivio, Shinobu-san se retira del gimnasio. ¡Es mi oportunidad!

—Nezuko-chan. —miro a mi hermana con una sonrisa apurada—. ¿Por qué no te vas a cambiar de ropa y me esperas aquí? Tengo que discutir un asunto con alguien, no me tardo.

No me quedo para oír sus protestas. Dejo que mi arranque de valor encamine mis pasos hacia donde usted se esconde de mí, y cuando estamos ya los dos a solas en la misma habitación, cierro la puerta. Mi corazón late rápido como el de un animalito asustado.

Ni se molesta en ver quién es, se hace el ocupado con unas raquetas y pelotas que están donde no deberían.

¿Sus inseguridades fueron el motivo de nuestro rompimiento? ¿O es que...?

Mi rostro se crispa con el sollozo que lucho por mantener encerrado, no quiero que me vea siendo patético.

¿Ahora ama a otra persona, Giyuu-san?

—No es un buen momento, Kamado.

En su voz está impresa la misma emoción distante de hace una semana. De pronto hay una roca encaramada en mi garganta y en la punta de mi lengua se agolpan un centenar de palabras, quiero decirle y preguntarle todo lo que no pude ese día porque no fue posible para mí hacer más que deshacerme en sollozos propios de un corazón roto a pedazos.

Lo más importante. Lo que sea que esté mal, podemos solucionarlo juntos porque lo amo. Lo amo, Giyuu-san. No obstante, solo poseo la entereza para abrir mi corazón ante usted una vez más.

—Solo quiero hacerle saber... que pienso que usted es hermoso, Giyuu-san. Si no quiere hablar de lo que pasó, eso está bien. S-si tiene algo que decirme... Eso... — ¿Están Shinobu-san y usted saliendo? Por favor, el no saber me está matando por dentro. El sonido que emito es más un lamento angustioso que una carcajada—. Eso también está bien, porque yo estoy aquí para usted. ¿De acuerdo?

Una sombra indefinida cruza su rostro en blanco, Giyuu-san, y como ansío una respuesta de su parte, aunque sea de lo más dolorosa. Usted sólo asiente de forma escueta, sus labios están cerrados en una línea tensa, y con el objetivo de zafarse de tener que contestar, me rodea para escapar por esa puerta. Pero no he terminado, Giyuu-san...

Mis dedos temblorosos lo retienen de la manga de su ropa.

—Giyuu-san, por favor. —imploro con voz que roza la fragilidad extrema—. Deme un último abrazo.

Por fin una expresión dolida se vislumbra con ligereza en sus facciones. Me arrepiento de lo que acabo de pedir, pero sé que va a concedérmelo porque usted es una persona maravillosa. Y es así.

Sus brazos son el amado hogar en el que quiero vivir para siempre sólo si son los suyos. Mi pecho da bruscas convulsiones con mi llanto enmudecido mientras grabo en mi memoria la fragancia a perfume de hombre que desprende la tela, porque es la última vez. Y antes de darme cuenta, el momento ha terminado.

Solo puedo quedarme aquí de pie, mirando cómo su silueta borrosa me abandona en el almacén que huele a madera húmeda de la escuela. Es una verdadera lástima porque... Hay otra cosa más que quiero decir.

Lo amo. Por favor, no se vaya.

Querido Giyuu (GiyuuTan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora