Capítulo 1

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"Necesito a alguien que me enseñe las cosas que en la vida no puedo encontrar, no puedo ver las cosas que causan verdadera felicidad. Debo estar ciego"
-Black Sabath


Corría el siglo XVI y una brava y fiera tormenta golpeaba fuertemente las ventanas del castillo con sus gotas de lluvia, provocando un leve sonido que ambientaba la estancia

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Corría el siglo XVI y una brava y fiera tormenta golpeaba fuertemente las ventanas del castillo con sus gotas de lluvia, provocando un leve sonido que ambientaba la estancia. Las cortinas color púrpura oscuro estaban cerradas, mientras que la chimenea de la habitación principal se encontraba encendida. En la gran cama descansaba un joven enfermo. Sus rizos estaban empapados por el sudor que le provocaba una fuerte fiebre, mientras que su boca se encontraba entreabierta y sus ojos color almendra cerrados. Descansaba, pensando que probablemente su vida tendría un pronto final.

De pronto abrió sus ojos confundido. Había alguien más en la habitación y claramente no era un sirviente. Miró a su lado viendo a la mujer pelirroja, extremadamente pálida y con una gran sonrisa en el rostro, esta sin separar sus labios, lo cual estaban extrañamente rojos.

— ¿Anita...? —preguntó el joven con voz débil. Aquel era su estado en esos momentos: débil y deplorable.

— Oh, Brian... mírate cómo estás —dijo ella en tono dulce—. ¿Te gustaría sentirte mejor?

Brian asintió confundido. No comprendía bien qué hacía su amiga allí, y menos por qué nadie le avisó de su presencia. Veía borroso, pero pudo notar bien la sonrisa de la chica, esta vez con los labios abiertos y mostrando los dientes. Dientes afilados y sedientos de sangre.

Todo fue quizás demasiado rápido, pero Brian solo pudo percatarse que ya nada sería igual.

Y que ya no tendría que morir.

(...)

La música de Bon Jovi sonaba dentro de la vieja camioneta. En la parte de atrás una pareja se dedicaba a besarse abrazándose. El rubio acercaba a su novio desde el cuello mientras que éste lo hacía de la cintura. En un momento, el mayor de ambos se separó para mirarlo a los ojos.

— Feliz cumpleaños, Rog —le sonrió. El nombrado también lo hizo y volvió a besarlo—. Hey, espera, te tengo un regalo.

— ¿De verdad? —preguntó.

— Claro —le pasó un paquete. Roger lo abrió rápidamente encontrándose con un CD del disco Revolver de los Beatles, lo cual provocó que se pusiera aún más contento.

— ¡Te acordaste! —exclamó feliz viéndolo entre sus manos y dándolo vuelta para mirarlo—. ¡Gracias, Carl!

— Nunca pareces animado para tus cumpleaños —se encogió de hombros el adolescente y volvió a acercarlo a él tomándolo por las caderas—. Dieciséis. Ya estás viejo.

— Tú tienes diecisiete, no te quejes —repuso Roger frunciendo el ceño. Carl soltó una carcajada.

— Te ves tierno así.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2020 ⏰

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