III

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La noche ha caído hace mucho, la brisa golpea su torso desnudo haciéndole tiritar. No tiene idea de cuánto tiempo lleva ahí dentro pero no piensa rendirse. Una vez más. Vamos, un intento. Puedes hacerlo.

Siente las rocas bajo sus pies y como el agua que le llega hasta la cintura, comienza a enfriarse, eleva las manos a centímetros del río, sus ojos siguen el curso de la corriente mansa, tranquila.

La luna debería ayudarme.musita ligeramente irritado frunciendo el ceño cuando ve el reflejo brillante del astro sobre la superficie líquida. Sus labios se crispan suavemente rompiendo la mueca en el rostro —Sí. Sí... eso es... — el movimiento de sus manos es limpio, fluido. Extiende uno de sus brazos alargando el látigo de agua — Sí... — ríe cortamente cuando golpea con el, una, dos, tres veces antes de que este se deshaga — ¡Sí! — eleva los puños y se deja caer de espaldas con una sonrisa que sabe a victoria. Comprende. No es, en definitiva, el mejor, pero no ha tenido casi nada parecido a instrucción así que no logra controlar la alegría que brota de su pecho por intentarlo, por intentar conservar su hogar aun junto a él. Extiende los brazos perezosamente y los agita, sus pequeños pies se mueven con lentitud, impulsándole. La luna se refleja en sus pupilas, en la superficie líquida sobre la que flota.

No importa cuánto me haya quitado la nación del fuego. Jamás podrán quitarme quien soy.

The fire soldier│ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora