VII

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Mira las llamas fijamente.

¿Lo quiere?

¿Quiere olvidar el pasado?

—¿Borrarías a papá? musita sin apartar la mirada del fuego. El ceño de JiMin se acentúa con suavidad.

—Creo que sería mejor, si tú decides lo que quieres conservar.

YoonGi asiente.

Sí, claro. Decidir.

¿Qué era lo que quería en su cabeza? Y si borraba a su padre... en algún momento comenzaría a cuestionarse quién era el y cuáles eran sus orígenes... el hombre en realidad jamás le había lastimado, no es como si YoonGi quisiera solo arrancarlo de su mente a pesar del dolor. Además, qué caso tenía que los recuerdos se fueran si iba a continuar en medio de la guerra.

JiMin saliendo de la bolsa de dormir le trae de regreso. Su mirada busca al castaño, quien se ha alejado apenas unos pasos hacia una bolsa de tela que yace olvidada sobre unas rocas. YoonGi le ve inclinarse hacia ella y meter las manos, buscando, recupera algo antes de ponerse de pie nuevamente y acercarse.

Traga con nerviosismo cuando el castaño se arrodilla junto a él, mostrándole el colgante. Hay en la palma de su mano una diminuta botella de jade azul, atada a una soguilla tejida de color hueso. Los ojos dorados se abren enormes producto de la impresión, el agua brilla a través del jade, es como ver una pequeña estrella en la mano de JiMin, nunca ha visto nada igual.

—Será rápido le asegura. YoonGi se sienta de inmediato.

—Espera — sus manos sujetan las contrarias, el jade es hielo contra su piel mientras niega con la cabeza — no puedo hacerlo.

JiMin le mira con extrañeza, el pálido suspira.

—Quiero esto sus ojos miran fijamente los ojos grises — pero no tiene caso borrar el pasado si mi futuro será igual.

JiMin frunce el ceño. Tiene sentido.

—Entiendo — asiente. — No puedo solucionar tu futuro, YoonGi. Creo que eso depende de ti, debes tomar una decisión. Solo... quiero ayudar.

—Lo sé — sus manos aun sujetan las de JiMin — Yo... — aparta la mirada — no puedo dejarlos, a los otros soldados. El menor tiene solo dieciocho años, JiMin. Podrían castigarlos o incluso encerrarlos si me marcho... SonZung podría pensar que me ayudaron a huir, el sabe cuanto odio pelear... ellos podrían ser aprisionados como traidores y yo... — parece asustado, JiMin ajusta el agarre a sus manos intentando alejar el miedo — no podré soportar más culpa.

—Tráelos contigo y huyamos todos. Cuidaré de ti, de ellos — ofrece de inmediato y YoonGi no puede contener la pequeña sonrisa, porque la idea de JiMin intentando protegerle caldea algo en su pecho. — Déjame hacerlo.

Su rostro se ensombrece nuevamente. Está dispuesto a huir, pero no tiene idea de qué opinaran los otros al respecto.

—No lo sé... no sé si aceptarán.

—¿Puedes pensarlo? — insiste el castaño — ¿Hablar con ellos?

YoonGi suspira.

—El barco zarpa mañana al medio día — JiMin frunce el ceño con impotencia, sus ojos lucen tristes de pronto.

—¿Te... irás? susurra.

—No quiero irme, de verdad. Quisiera quedarme contigo, lejos de la guerra.

JiMin asiente, pero su sonrisa es triste. Aparta sus manos de las del pálido, repentinamente herido. Quiere alejarse de YoonGi un momento. Sabe que no es su culpa, el solo está siendo un buen compañero, pero pensar que deberá volver a estar solo hace que su corazón se sienta pesado.

Se pone de pie y se gira.

—JiMin llama el pálido cuando ve al chico caminar hacia la bolsa y volver a guardar el colgante. Cree que JiMin va volver, pero le ve alejarse hacia la entrada de la cueva. YoonGi sale de la bolsa de dormir, sus pasos se hallan cada vez más cerca de la pequeña silueta, pero no se anima a decir nada. El castaño mira fijamente las estrellas en el cielo.

—Lo siento — murmura con voz quebrada — es agradable tener compañía. Sé que no es tu culpa... solo piensas en ellos. Eres... lindo — confiesa derrotado. YoonGi frunce el ceño, extrañamente golpeado por el halago. En definitiva, lindo no es la descripción que usaría para hablar de sí mismo. — Entiendo que debas volver. Entiendo que te preocupes por tus compañeros.

—Lo siento — repite YoonGi — también son mi familia.

JiMin agacha la mirada cuando escucha los pasos del pálido rodeándole. YoonGi se detiene frente a él, demasiado cerca.

— ¿No volveré a verte jamás? — susurra el castaño.

YoonGi suspira.

Le gustaría decir que no es así. Que la guerra terminará pronto y va a buscarle, pero si tiene que ser honesto, el hombre ni siquiera ha sido capaz de encontrar a su padre. Examina una vez más la expresión triste, su mano acuna el mentón de JiMin elevando un poco su rostro antes de que presione su nariz suavemente contra la de castaño.

JiMin sonríe débilmente, pero no hay algo que ambos puedan decir. Saben que el futuro de la guerra es incierto, y casi siempre un campo minado en muerte, encierro y destrucción. YoonGi aprieta los parpados, apoyando su frente en la de JiMin.

Si solo...

El castaño jadea y sus ojos son enormes cuando mira el cielo tras el pálido.

—¡YoonGi! — exclama, su puño golpea el hombro del chico para que se gire. Asustado, Yoongi se vuelve con rapidez. Hay un haz de luz dorado dividiendo el cielo, parpadea, pero el rayo continúa ahí, refulgiendo intensamente.

No puede ser.

—El avatar — las comisuras de sus labios se crispan en una sonrisa llena de esperanza, antes de que una lágrima ruede por su mejilla.















Volví a ver el capítulo en el que aparece la primera señal que anuncia la llegada del Avatar, es el capítulo en el que Aang descubre que la Nación del Fuego destruyó su hogar. Las luces que son mostradas varían de color, en los polos ( tribu agua)  se muestra una luz azul, en el reino tierra, una luz dorada y en la nación del fuego, una luz roja.

Espero que a alguien le esté gustando esta pequeña historia. Mi horario es terriblemente apretado ahora y actualizar me cuesta mucho, pero alguien me pidio que no olvidara esta novela y como la verdad ya no queda mucho, intentaré terminarla durante este tiempo.

Muchas gracias a quienes la leen! Un abrazito! 🌻💜💕

The fire soldier│ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora