Ronroneo de placer

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Lara llegó a su casa a las tantas, después de una larga noche de fiesta. Habían ido a celebrar su cumpleaños y tras una rica cena con las amigas, la velada se había alargado entre bares y discotecas, dándolo todo con las canciones del verano. Pese a las horas y el cansancio, la cumpleañera llegó a su casa aún desvelada por la euforia y con ganas de seguir de marcha, así que después de desnudarse y desmaquillarse, se fue de nuevo a rebuscar entre los regalos con la que habían obsequiado.

Entre el último cómic de Marvel y una camiseta, Lara sacó la cajita de su nuevo juguete, "EL juguete" por lo que le habían dicho sus amigas, mientras ella acababa de desenvolver el Satisfyer. Era la versión pequeña, con pinta de pinguïno, absolutamente adorable y, según lo que había oído de él, muy bueno en su trabajo.

Estremeciéndose un poco por el frío, Lara se metió en la cama y empezó a pensar en la noche, en ese chico pelirrojo que bailaba tan bien o en la chica alta y morena que se había cruzado en la barra. Su mente empezó a especular y a elaborar fantasías de lo que podría haber sucedido: un roce casual y descuidado al ir a coger las copas y un comentario adecuado que podría haberlas llevado al baño a devorarse mutuamente. O quizás haberse lanzado con aquella canción, haberse pegado a las caderas del bailarín para dar vueltas por la pista, y quien sabe si después en otra superficie.

Las fantasías volaron libres mientras Lara se removía bajo las sábanas, acariciando cada cm de su piel con el contraste de las yemas fría frente al cuerpo cada vez más caliente. La respiración se volvió más lenta y pesada, la piel de gallina, los pezones erectos. Cuando sus manos llegaron a su vulva y notaron la humedad, apretó el botón de inicio del juguete, que empezó a vibrar en su mano con un ruido peculiar, casi un ronroneo, como si quisiera jugar. Lara acercó el juguete a su clítoris y este se estremeció con el primer contacto, las ondas de presión rodeando su órgano más sensible, estimulandolo por todos lados, aumentando rápidamente la excitación. Las caderas se arquearon involuntàriamente, como pidiendo más de esa deliciosa sensación, unas pulsaciones intensas y firmes que la llevaron de forma segura y constante al borde del clímax, sus pensamientos fijados ahora en la chica del bar, en esas uñas de gel que quería arañando su cuerpo, esos labios rojos que deseaba saborear y que luego se deslizarían hasta su parte más húmeda, para recorrerlas de abajo a arriba... Lara aumentó la velocidad y las pulsaciones se volvieran más intensas, más firmes, como una descarga eléctrica que nacía entre sus piernas y recorría cada cm de su cuerpo, llevándola a un orgasmo intenso y pleno, que la sacudió entera y la dejó sin aliento, exhausta y sudorosa, llena de dicha, con una sonrisa pícara en los labios y un ronroneo de placer. 

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2020 ⏰

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