El chico del tren

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Me levanto como cada mañana para ir a la universidad; desayuno, me visto, cojo las cosas y salgo corriendo porque siempre llego tarde a coger el tren. Sin embargo, hoy el despertador no ha sonado y voy más tarde que de costumbre, encima pierdo el tren y acabo cogiendo el que pasa tres cuartos de hora más tarde del que yo debería haber cogido.

Suspiro y doy gracias, ya que al no ser hora punta, como mínimo hay sitio para sentarse. Me pongo en la ventana, de espaldas a un trayecto que me se de memoria y mis ojos miran el paisaje mientras mi mente divaga. De repente, alguien me saca de mi ensimismamiento.

Señorita... ¿Sería tan amable de dejarme sentar? - Un chico me sonríe mientras me señala con la cabeza mi bolsa, en el asiento de delante- Me mareo si no voy de cara y prefiero ventana- se ruboriza y desvía la mirada.

Claro... ¡Sí! -quito la bolsa y la coloco en el asiento de al lado.

Al principio no le presto atención y continuo observando el paisaje, però de repente me encuentro mirándolo disimuladamente, contemplando sus ojos grises como el metal -como no había visto nunca ningunos- que como yo hace un momento, contemplan el paisaje. Sus largas pestañas que se cierran lentamente, el flequillo castaño que le cae encima de los ojos, los labios rosados... Cambio de posición y me atrevo a mirarlo directamente, confiando en que él no se gire. Tiene unos hombros anchos, realzados por la camisa azul que cae con gracia por su torso, hasta llegar a los pantalones y...

"Próxima parada Universitat Autònoma de Barcelona"

¡Es mi parada! -Lo he dicho en voz alta, no se porque. El chico se gira y me sonríe, me dice adiós y yo salgo corriendo del tren, roja de la vergüenza.


El día pasa sin pena ni gloria pero nos dejan salir antes de lo normal y cuando llego a casa no hay nadie. Me ciero en la habitación, me pongo la música alta y empiezo a cambiarme. Me quito las medias, los shorts y la camiseta, me estiro en la cama en ropa interior, contemplendo el techo. De repente el chico del tren aparece ante mi, con esos ojos de otro mundo y esos labios perfectos... ¿Cómo será besarlo? Me imagino haciendolo y una mano se me va inconscientmente a mis labios, acariciandolos.

La canción cambia, ahora suena una lenta y sensual y noto como me excito. Miro el reloj, no llegará nadie hasta dentro de un buen rato... Me levanto y me dirijo al segundo cajón de la mesilla de noche, rebusco y encuentro a un amigo muy especial: es azul, tiene relieve y se curva en la punta. Acaricio la silicona con la punta de un dedo y abro otro cajón, donde tengo el lubricante, efecto calor. Me vuelvo a estirar en la cama y me bajo los sujetadores lentamente, acariciando los pezones con los dedos, notando como poco a poco se ponen duros y no puedo evitar que la imagen de ese chico me vuelva a la cabeza. Me pongo un poco de lubricante en las puntas de los dedos y los deslizo entre mis pechos, los restriego entre si hasta que noto como la química empieza a hacer efecto y noto la calor que desprende el lubricante. Continuo acariciándome los senos, lentamente, dibujando círculos con los dedos y apretándolos con la otra mano. Las carícias provocan una humedad entre mis piernas, donde va a parar una de mis manos mientras con la otra enciendo el vibrador. Los dedos morenos sobre la ropa blanca. Me saco las bragas rápidamente, solo con oír el "zum-zum" ya me vuelvo loca, se el placer que se esconde tras ese sonido.

Hago deslizar suavemente el vibrador entre mis labios y me estremezco al notar las primeras vibraciones. Estoy muy caliente y cuando le añado el lubricante la calor se hace insoportable, siento como si mi vagina me hablara, quiere alguna cosa dentro y la quiere ya. La imagen del chico vuelve a mi mente con fuerza, esta vez desnudo y apunto de penetrarme, su imagen y mi vibrador embisten a la vez y a mi se me escapa un grito. Empiezo a mover el juguete y cierro los ojos, en mi cabeza el chico y yo nos movemos al compás, los dos con la piel de gallina, unas gotas de sudor que deslizan sobre su torso perfecto... Muevo mi mano cada vez más rápido y el vibrador entra y sale de mi vagina rápidamente, la fricción del aparato contra mis labios, contra la pared mi vagina... me estremezco y me arqueo, mi vagina se contrae y mi clítoris está hinchado, excitado a más no poder y exigiéndome atención, suplicando por una carícia. Muevo el vibrador para que la curva de la punta toque la parte de arriba de mi vagina, buscando la parte interna del clítoris y cambio a máxima potencia. La tensión sexual aumenta y mis caderas se mueven frenéticamente, al mismo ritmo que el chico de mi imaginación que ahora me agarra del pelo y me levanta, para que lo hagamos los dos cara a cara; me aferro a su espalda clavándole las uñas, mordiéndole los labios mientras el me clava su mano en el culo. Mi cuerpo real se contorsiona en la cama mientras gimo y siento como mi clítoris està apunto de explotar, mientras agarro el vibrador para que me penetre cada vez con más fuerza. Una de mis manos sube y acaricia mi clítores, apunto de estallar, un solo roce hace que se rompa la presa y la corriente se desborde. El orgasmo me golpea y me tira sobre la cama, las olas de placer hacen que me sacuda entera y el vibrador se me escapa de entre las manos, pues he perdido toda la fuerza, y se queda vibrando en mi interior, con tanta fuerza como lo estoy haciendo yo. Cuando por fin pasa, estoy completamente exhausta y feliz, la vibración del juguete me sigue provocando pequeñas olas de placer que me hacen estremecer dulcemente dentro del entumecimiento en que me encuentro.

Saco poco a poco el vibrador de mi interior y dejo ir un largo suspiro de placer mientras se desliza hacia afuera, la imagen del chico se difumina; el pelo despeinado y una sonrisa de oreja a oreja, se me escapa un ronroneo. Quizás no volveré a verlo nunca, pero me ha hecho pasar uno de los mejores ratos de mi vida.

Nuestros sueños -eróticos-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora