Prologo

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Levanto mi mirada, me duele ver como te llevan, lloras desconsolada, tiran de ti y veo que tu cuerpo adquiere una fuerza que nunca tuviste. Peleas con toda la energia que te queda, causando dificultades para el enfermero que te lleva.

—Amore, ayudame por favor, no quiero irme —gritas entre lágrimas, sufro en silencio. No quiero que te lleven, pero es lo mejor para ti y para mi.

Me acerco, con un ademán detengo al enfermero, te tomo de los cachetes y te beso, una lágrima atrevieza mi rostro, te acerco tomandote de la cintura, vos rodeas mi nuca con tus brazos y siento como haces puntitas de pié para llegar a mi.

El mundo se detiene por unos segundos, por un momento el mundo se detiene y es nuestro. Quisiera poder explicarte por qué sucede todo esto, pero sé que no podrías entender que es lo mejor para ti.

Me alejo un poco, siento tu rostro caliente, no paras de llorar y estás pálida, veo el terror en tu rostro. Te abracé con todas mis fuerzas.

—Te sacaré de ahí mi niña, lo prometo —susurré—, portate bien. 

El enfermero se la llevaba, yo tenía ese cutter que solía cargar mi pequeña, no quería que le hiciera daño a nadie, de eso me encargaría yo personalmente de ser necesario.

—Te amo —susurré mientras era subida a la ambulancia— y lo siento por hacerte esto.

Sus hermanos y sus padres miraban con tanta tristeza como yo la escena, pero nos habíamos quedado sin opciones. ¿Cómo de algo tan lindo salió algo tan terrible?

Mi dulce locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora