Capitulo 34

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(Luna)

Al día siguiente los chicos ya vendrían para llevar a cabo el plan pero antes tendría que arreglar el encuentro con Mateo. No niego que me da nerviosismo hablar con él y más sabiendo que puede rechazarme, pero es mí últimas oportunidad para sacarme a Catalina de encima.

Respire profundamente y marque su numero de teléfono, el sonido sonó por un buen rato hasta que finalmente contesto.

-¿Luna?- se lo notaba cansado, lo conozco lo suficiente para saber que no a dormido.

- Si soy yo...

-¿Que es lo que quieres?- es el momento, que salga lo que tenga que salir.

- Necesito que nos veamos...- se escucho silencio del otro lado de la línea.

-¿Finalmente te vas a dignar a decirme que es lo que pasa?

- Solo necesito hablar contigo, creo que es mejor hablar en persona que por teléfono.

- Esta bien, ¿donde te encuentro?- tenía que pensar en un lugar expuesto.

- Nos veamos en el parque del centro de la ciudad, junto a la fuente. Que sea a las 7 de la tarde.

- Esta bien, te veo ahí.

Cortamos la llamada y pude calmar mí pulso acelerado. En serio cuando termine esto me iría de viaje por un tiempo para desestresarme de todo esto. Llame a los chicos para decirles que ya estaba todo arreglado y me dieron el OK para empezar el plan.

Al rato vinieron todos, las chicas con los micrófonos  y los chicos vestidos con ropa discreta para evitar llamar la atención.

- Agus ¿le avisaste a Santiago?- si bien teníamos un plan no niego que mí madre me preocupaba mucho.

- No te preocupes, ellos están en la casa de la madre de Santiago. No sabrá como encontrarlos.

- Bien...- agarre la mano a mi hermano y lo aleje un poco del resto- solo quiero pedirte que por favor si tu vida esta muy expuesta y si corres mucho riesgo quiero que te vayas.

- No va a suceder nada, ya veras como se acaba todo esto. Siempre cuidaste de mi, incluso te fuiste con papá para que pudiera tener una vida estable. Ahora yo quiero hacer algo por ti- lo abrace con un amor fraternal inmenso, mejor hermano no podría haber pedido.

Estábamos cerca de la hora acordada y di una última revisada para ver si tenía todo listo.

Celular y el micrófono escondido, tenía puesto una lycra negra y una camisa de manga corta de color verde y una campera liviana. Estaba cómoda y lista para cualquier cosa.

Las chicas se quedaron en mi casa y los chicos me seguían a una distancia prudente, si dios quiere todo se acabara pronto.

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Estaba sentada junto a la fuente mirando alrededor, los faroles se encendían ya que la noche estaba cerca, había muchas parejas y familias alrededor. Sería perfecto para que Catalina no hiciera nada mientras estaba con Mateo.

  A lo lejos pude divisar una figura familiar que se acercaba hacia a mi. Se trataba del hombre de mi vida, pero no tenía brillo ni alegría, se lo veía con unas grandes ojeras y el cabello mas desordenado de los normal. Estaba devastado, pero si dios quiere todo esto acabara pronto.

- Hola...- dije con un tono neutral, me mataba verlo así. Quería mimarlo y explicarle todo.

- Hola...- nos quedamos en silencio un rato, se sentó junto a mi y de pronto comenzó a hablar - no se que hice mal para que me trates así Luna. No puedo obligarte a que me lo digas y lo entiendo. Por eso tome una decisión, me vuelvo a Francia y no voy a volver a hablarte nunca más - mi corazón se detuvo, ¿se va? ¿otra vez va a volver a irse?- lo estuve pensando todos estos días. No tengo dudas de que eres el amor de mi vida pero todos los obstáculos que nos a puesto la vida cuando queremos estar juntos debe significar algo. No quiero que ninguno de los dos siga sufriendo, así que me voy...

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