Encuentro inesperado.

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La sonrisa ladeada que me dio antes de salir del salón, es como una pesadilla dentro de mi cabeza, siento curiosidad por Jaden, su rostro, me es familiar, ese brillo en sus ojos...

No. Concentrate.

Y como me lo espere al finalizar las clases muchos periodistas se encontraban afuera de la escuela como leones esperando cazar su presa.

La limusina, estaba estacionada lo mas posible de la entrada, y de un momento a otro me encontré rodeada de personas con micrófonos frente a mi, Jones al parecer no sabía de que estarían afuera, lucía molesto tratando de apartar a los reporteros, era un alboroto, no me dejaban avanzar.

—Señorita Howtler ¿mantiene una relación con Ethan Voügui? ¿Se mudara a la ciudad de Millan? ¿Su padre aprueba su relación con Ethan Voügui? ¿Terminara sus estudios?

Las preguntas y las voces me aturdían.

—Sin comentarios — repetía una y otra vez.

Jaden apareció entre la multitud abriendo paso, ayudando a Jones empujando a los reporteros para que yo pudiese entrar al auto.

Por una milésima de segundos nuestras miradas se encontraron. Y me sonrió. Aparte la mirada, Jones me abrió la puerta y subí.

Hasta a mi propio guardaespaldas le costo subir al auto, encendió el motor, y antes de que arrancara note como Jaden aún luchaba con los periodistas, y sin poder evitarlo, solte una risa que hasta a mi, me tomo desprevenida.

—No pensé que la noticia se iba a esparcir tan rápido — comenta lily.

—Yo tampoco, hacía mucho tiempo que no venían a la escuela. — le respondí acostándome en el asiento. Me quite los tacones negros, y saque mi celular de mi bolso. Mensajes, llamadas, invitaciones. Se lo pase a Lily.

—Responde, y luego me dices. — le ordene y ella asintió.

Todo en mi cabeza daba vueltas, y de momento pedí a gritos internos que toda mi vida se acabara en un segundo, desee haber bajado a la cocina esa noche, mi mente añoro que yo también hubiese muerto esa noche.

Mi madre, mi punto débil, lo mas hermoso que siempre voy a tener. Pensar en ella, es como ir a una playa desierta, y sentarte en la orilla, sintiendo como las olas mojan tu piel con su vaivén, sintiendo la brisa acariciar tu rostro, sintiendo paz y tranquilidad, contigo y con el mundo, pensando en lo perfecto que es ese momento, y lo perfecta que puede llegar a ser la soledad.

Su rostro, su cabello rojo, igual al mío, la similitud que compartimos.

Mi madre aunque ya no este, siempre sera mi mayor tesoro, siempre sera esa parte rosa en mi mundo gris.

Mi mente viajó a la agencia, pensé en lo mucho que me dolían los pies, y que aún así debería pasar todo el resto del día con los tacones, sesiones, ensayos, pruebas, viajes. Era absorbente.

Si tan solo lo disfrutara, los viajes, la ropa de marca, las fiestas. Es decir, cuantas chicas no quisieran estar en mi lugar. Pero muchas veces no saben lo que implica.

El dinero no lo es todo.

Irónico ¿no? Pues parece que con el dinero podemos solucionar todo, y de cierto modo así es. El dinero lo controla todo.

Cuanto tienes, cuanto vales. Me dijo mi madre una vez.

Pero no me importaría ser de la clase media, si tengo familia, un papá, una mamá, hermanos. Llegar a casa, hacer mis tareas, tener problemas normales, con chicos, con chicas, tener amigos, reír con ganas, pelear con mis hermanos, comer la comida de mamá, y disfrutar los abrazos de papá.

ReprimidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora