EXTRA 1

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—Te encontré....

Susurro el hombre de traje negro en el automóvil... Mientras contemplaba la tierna escena de dos jóvenes en medio de la plaza.

Abrió lentamente la puerta dispuesto a llegar a destruir la interacción de la pareja.

Arthit seguía perdiendo en el apuesto rostro de su vecino. Que no puedo notar a la persona que caminaba con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Arthit — una voz profunda e intimidante.

—Papá...

Cuando esas palabras salieron de la boca de Arthit, Kong no puedo evitar girar la cabeza.

—A-rtur —un débil susurro escapó de los labios de Kongphob, que llego a los oídos del sonriente hombre.

Todo el mundo se le vino encima, su alma abandono su cuerpo, la respiración se le complicaba a cada segundo cerca de ese bastardo, de ese hombre...que resulta ser el padre de su lindo sol.

¿Por qué su rayo de luz, estaba manchado por esa oscuridad?

¿Por qué?

No, Arthit... No podía ser hijo de Artur.

No...

Los pies Kongphob se movieron solos hacia su departamento, la opresión en su pecho era tan fuerte que pensaba que lo iba a matar.

Mientras miles de lágrimas bañaba, las rosadas mejillas de Kongphob. Arthit se preguntaba ¿por qué su chico se fue así?

¿Tal vez fue por su padre?

Algunos de sus amigos le habían dicho que su padre les daba miedo...Arthit entendía el porque, a él también en algunas ocasiones le tenía terror.

—¿Por qué estas aquí? —habló un poco ostil.

—Arthit, tu madre quiere verte antes de su viaje.

No dijo más y así como vino se fue, Arthit suspiró antes de seguir al hombre del traje negro, hasta el automóvil. Pero sin poder apartar la mirada del edificio de su lindo Kong.

El cual seguía en esas cuatro paredes, tratando de encontrar una forma de solucionar su vida.
Ya que penas encontró una pequeña esperanza de ser feliz, se le fue arrebatada cruelmente de sus manos.

De lo que estaba completamente seguro era que no volverá a estar cerca de Arthit.


🌼

—Arthit... Hijo —lo braza con fuerza.

—Hola mamá.

—Pensé que tú, ni Artur iban a llegar a tiempo.

Arthit observa con ese hombre besa a su madre. Aún recuerdando la razón por la cual se salió de su casa.

Artur el hombre que lo crió desde que tenía meses de nacido, el mismo hombre que le enseñó a montar bicicleta, el mismo que estuvo en toda su vida y el mismo hombre que una noche quiso tocarlo.

Ese hombre que solo le causaba asco, pero no estaba tan seguro de dañar la felicidad de su madre así que guardo silencio y se mudo.

Cortando con todo el contacto con él, pero había ocasiones en las cuales la palabra «papá» se le escapa, no era su culpa toda una vida lo llamó así.

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