Después de una ausencia de medio año en mi país lejos de mi familia por fin he llegado a mi tierra y como lo había esperado mi esposo me está esperando en la salida, cuando me le acerco el me regala un abrazo fuerte acompañado de un gran beso y me susurra ''estoy ansioso por follarte mi amor'' mientras va diciendo esas palabras puedo sentir como mi sexo se va humedeciendo sintiendo como mi ayuna sexual llegaría a su fin, sus jeans no podían esconder un gran bulto en su zona genital lo cual me confirma su deseo de hacerme suya lo antes posible, cuando vamos de camino en el taxi el comienza a tocarme lentamente para que el taxista no note sus intenciones y ya que ando con un vestido corto sus dedos llegan fácilmente a mi vagina cubierta solo por mis pantys ya húmedos, por fin iba a sentir algo mas ya que mis dedos delgados los cuales eran mi única compañía sexual en sustitución al miembro dotado de mi esposo.
En un momento mi esposo intenta mover mis pantys para tener mejor acceso a mi entrada pero yo le reclamo ''aquí no!!'' y de inmediato el taxista responde ''si haces que tu esposo eyacule antes de llegar a sus destino el transporte es gratis'' yo sin responder a su propuesta le baje los pantalones a mi esposo en aceptación al reto del taxista y después de todos estos meses puede ver la verga de mi esposo en toda su gloria con una erección más vigorosa que cuando la veía por las fotos que me mandaba para ayudar a mi masturbación, de inmediato comencé a chuparla como si fuera una niña que descubrió el sabor del dulce además que no podía dejar que me penetrara sin primero lubricar su enorme monumento con mi saliva o seguro me iba a partir en dos... yo la chupaba profundo tratando de metérmela toda a mi boca pero solo podía llega a la mitad, le pasaba la lengua por toda esa piel palpitante y dura como acero hasta que no aguante y me le senté arriba dándole la espalda y así controlar el ritmo y la profundidad de la penetración, empezaba a darme sentones mientras que el con sus manos me apretaba los senos, veía en el espejo retrovisor del carro como el taxista nos miraba follando fuerte y mis gemidos se ponían cada vez más fuertes con cada sentón, noté que el taxista había sacado su verga por el zeeper de su pantalón y mientras manejaba con una mano, se masturbaba con la otra.
Le excitaba más por verme como gozaba follando a mi esposo, de repente mi esposo me tumbó boca abajo en el asiento del vehículo y me penetró con toda su longitud por detrás y sentía como su verga llegaba hasta el fondo de mí, entrando y saliendo cada embestida más fuerte que la anterior para eyacular rápido, sus movimientos eran bruscos como si estuviera follando a una puta que había alquilado solo por placer y eso me encantaba que me diera tan fuerte como nunca lo había hecho hasta que sentí una última embestida acompañada de su rugido como un león y sentí como me llenaba de su liquido blanco... duramos unos segundos para recuperarnos y cuando volvimos al mundo real ya habíamos llegado a nuestro destino y aunque perdimos la apuesta ganamos la mejor cogida de nuestras vidas, mi esposo le paga al taxista y el complacido por ganar su dinero y ver ese espectáculo en primera fila nos da las gracias, mi esposo le pidió su tarjeta personal para otros transportes eróticos...