Fer regresó a los pocos segundos, con ropa negra siendo apretada por sus manos, y no dijo nada, sólo me la arrojó encima.
—¿Cuánto tardarás en entrenarme? —pregunté, ignorando la grosería que acababa de hacerme.
—No lo sé, podrían ser meses, dependiendo de tu empeño.
—¡¿Qué?! ¡¿Meses?! —grité. ¿Cómo se supone que vuelva por Aarón? En meses seguramente ya se habrá ido de vuelta a casa.
Tomé la ropa que él consiguió y me metí a uno de los cuartos, me la puse enseguida y volví, estaba totalmente dispuesta a aprender. «No puedo estar durante meses fuera» pensé.
De repente sentí un golpe fuerte en la cabeza que me hizo caer al suelo.
—¡Oye! ¿Qué te sucede? —volteé a verlo con molestia.
—No te distraigas, no importa lo confiada que estés, tienes que estar atenta a todos los movimientos de quienes te rodean.
—¡Qué duro! —sobé mi cabeza.
—¡Levántate! —dijo entre dientes.
Me levanté un poco aterrada, su mirada era cada vez más intimidante, sentía como si fuera a matarme en cualquier momento.
Lo único que estaba reconfortándome era la supuesta inmortalidad que ahora poseo, así que me resigné, y esperaba el momento para contratacar.
—¡No esperes a que haga algo! Trata de golpearme —exigió.
Me dispuse a golpearlo como él dijo, inclinando un poco mi cuerpo hacia atrás, para lanzarle un golpe más fuerte. Pero ni siquiera pude tocarlo cuando mi cuerpo ya estaba de nuevo en el suelo. «Esto va a ser muy difícil, ¿por qué los vampiros tienen que pelear entre ellos?». A este paso jamás iba a vencerlo, ni siquiera me daban ganas de enfrentarlo otra vez.
—¡Levántate de nuevo! —él me jaló del brazo. Sólo lo miré y me solté bruscamente. —No voy a parar Alice, no me importa que seas débil —dijo directamente.
—¿Cómo se supone que te venza? No creí que los vampiros supieran artes marciales, o lo que sea que estés haciendo —Fer se rio.
—Escucha bien; cuando eres inmortal, deja de importarte golpear a los demás. Hay cosas más importantes de las que debes cuidarte.
—¿Cosas más importantes?
Él rodeó mi cintura con su brazo y me jaló hacia él, estábamos muy cerca.
Fer sonrió, algo estaba doliendo en mi estómago.
Cuando volteé hacia abajo tenía lo que parecía ser una daga, encajada justo en el centro de mi abdomen. Él se alejó de mí sacándola de mi cuerpo, con el rostro inmutable, pero lleno de tanta satisfacción que daba escalofríos. Veía mi sangre cayendo al suelo, me quedé inmóvil. «¿De dónde sacó eso? ¿Por qué siento como si fuera a morir? ¿De verdad soy inmortal?» comencé a preguntarme. Tenía los labios temblorosos y la mirada fija en el suelo, el miedo me estaba invadiendo al verme en esas condiciones.
—Serás un blanco fácil para Beth.
—Haré lo que pueda para vencerla —respondí tratando de aguantar. Observando cómo mi herida comenzaba a cerrarse por sí sola.
Todo este tiempo mantuve mis dudas, pero ahora, era claro que soy inmortal, y no sólo eso, soy uno de ellos, esos seres horribles a los que llaman Vampiros.
—Eso no será suficiente para derrotar a Beth. No conoces la inmensidad de su poder...
—¡Lo haré! —grité, interrumpiéndolo.
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Sanders
ParanormalAlice se encuentra encerrada en los recuerdos de su infancia. Al crecer, se percata de que sigue desconociendo el vasto universo de misterios que la rodea, pero llegará alguien que le abra las puertas a su corazón y al mundo que una vez quiso negar...