𝟎𝟓 | 𝐋𝐀 𝐅𝐈𝐄𝐒𝐓𝐀 𝐏𝐭. 𝟏

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 la fiesta; primera parte 


El día que he esperado desde que me dieron la invitación, llegó. Estoy en casa de Petra, recostada en su cama, desordenando sus sábanas bien arregladas mientras ella busca, entre los cajones largos bajo la cama, sus botas favoritas y yo solo la observo y pienso cómo nos arreglaremos el cabello en tan poco tiempo.

— Petra.

— Di-Dime —Me dice con dificultad, al parecer trataba de alcanzar una de las botas que estaba muy lejos, debajo de la cama donde yo me encuentro.

— Puedo ver tus bragas.

—¡Lo tengo! — Alza el par de botas con una gran felicidad, felicidad que al instante se transformó en un rostro super sonrojado y apenado — ¡¿De verdad?! Olvidé ponerme el pantaloncillo negro debajo.

Mi mejor amiga tiene una falda negra, que no era ni tan ceñida a la piel, ni tan suelta como para que cuando en algún momento gire y se levante. Era de corte recto y de cuerina. Pero aún está en brasier. Y yo ya me encuentro lista.

—¿Cuál crees que me sienta mejor? —pregunta la de cabellos casi naranjas, quien sostenía varias prendas que cubren la parte superior. Es una pregunta que ha hecho varias veces.

—Usa el básico. Ya sabes. Arriba claro y abajo oscuro. Así que el top blanco con mangas holgadas se vería bien.

Hablo, aunque desconozco mucho sobre moda y combinaciones. Me siento en el borde de la cama para luego pararme y estirar mis brazos y piernas. Camino hacia su tocador de color perla y me quedo a ver el pequeño estuche de maquillaje que posee Petra al lado de cremas humectantes y un joyero. La verdad es que ambas somos de usar poco o nada de maquillaje, más por los apuros universitarios. Pero, eso sí, nos impresionaba las muchachas que hacen maravillas con algunas sombras, delineador y labial.

Petra se puso los pantaloncillos debajo de su falda y se coloca las botas negras, grandes y a todo terreno. O es así como yo las nombro. Yo también traigo botas, pero eran de un color indefinido entre marrón oscuro y beige. Apliqué a mis labios ya pintados, un sutil brillo labial que daba un tono levemente naranja. Mi amiga se acerca a mí, agarra una brocha y se coloca rubor rosa en las mejillas.

Escuchamos dos veces el claxon de un carro, que, al parecer, se estacionó frente a la casa de Petra. Aún tengo el brillo labial en la mano cuando siento la mirada de mi amiga en mí, quien hace unos minutos tenia la brocha en sobándole la nariz. Ambas reímos.

Olvidamos completamente que Gunther nos llevará a la casa de Hanji en el carro de su hermano mayor.

Petra corrió hasta la ventana de su habitación, que daba hacia la calle.

—¡Ya casi estamos listas! —La escuché gritar.

—¡Apresúrense, feas!

Escuché la risa de Petra en lo que yo termino de peinar mi cabello, el cual lleva suelto. Petra aun llevaba las ondas que se había hecho desde temprano en su cabello. Salimos juntas.

—¿Cómo nos vemos? —pregunta ella, desde el patio, cerrando la puerta de la casa con cuidado.

—¡Si, si muy guapas! ¡Ahora entren! —habló Gunther de manera graciosa desde la ventana del copiloto, cuando recién nos estamos acercando hacia él. Petra bufó, sonrió y cerró la reja que tenía su jardín.

Entramos en la parte trasera del carro.

—¡Hola, Erd! — saludo al estar en el interior del auto. Petra solo sonríe al hombre rubio que iba a conducir. Erd es el medio hermano de Gunther. Un hombre muy agradable, a decir verdad. Siempre Gunther suele usarlo de chofer personal a todos lados y solo ese hecho es muy divertido.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋  | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora