𝟓𝟓 | 𝐋𝐄𝐕𝐈 𝐀𝐂𝐊𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍 𝐏𝐭. 𝟒

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levi ackerman; cuarta parte

Él es arte. Pero ¿lo entenderá el público?

¿Alguna vez imaginaste una lluvia de pétalos grises? Cayendo lentamente desde allá arriba y parecen nunca llegar al suelo, porque al igual que yo, no les agrada decir adiós. Pétalos de tulipanes o de los fuertes girasoles, sin color alguno, bajando como una pluma. Así definiría el término de años de amor. Un pétalo cayendo, y quizás el viento lo movería fuerte, lastimándolo; pero, al final, caería apaciblemente sobre el mar, flotando un largo tiempo, hasta que las olas decidan hundirlo, y entonces se encontraría con aquellos misterios de los océanos, esos que se encuentran en todos nosotros.

Puedo sentir su mano aferrándose a la mía con la misma fuerza de agarre que yo hice con la suya, aunque ahora ya no nos encontramos en el auto. Suelo pensar que las personas están más cerca mío en mi mente, que en la vida real.

Le abrazo. Creo saber que es la primera vez que abrazo a alguien con tanta efusividad, sin querer que se aleje de mí. Estamos a unas calles de mi apartamento, fuera del auto, donde ya no llegan las luces rojas de los carros y solo nos alumbran los pequeños faroles amarillentos y el viento corre como si tratara de separarnos. Estamos en la esquina de la gran vereda, junto al cartel que marca el nombre de la avenida, cerca a las líneas peatonales. No escucho a un carro pasar, ni a las personas cruzar. Parecemos los únicos en este pequeño universo frío de las calles durmientes en las cuales la brisa hace volar los papeles que alguna vez estuvieron tirados en la carretera.

Y así, tal vez, todas mis ropas queden impregnadas de su aroma, de esa colonia que nunca reconocí, de ese amargo cigarrillo que ya no me molesta, de ese traje nuevo y del olor de su cabello. Estoy escondida allí, en sus brazos y no quiero salir. Pero deberé hacerlo en algún momento y ese pensamiento me aterra que incluso las lágrimas salen con mis ojos abiertos, tratando de grabar esos momentos en lo más profundo de mí. Es verdad, que no es el fin del mundo, pero muy dentro mío decía que algo se está acabando que no sé qué es y aunque trate de descifrarlo, solo me adormece sus manos en mi espalda, que poco a poco, el abrazo iba menguando, como las fases lunares. Incluso parece que él tampoco se quería despedir de mí, pero ambos sabemos que nada seguirá igual después de esto.

De alguna forma, todo cambia.
Y uno debe aprender a aceptarlo y seguir adelante.

Suena fácil en mi mente. Tal vez, debería dejar de ser tan dura y felicitarme a mí misma, por ser valiente y haber dicho todo lo que tenía guardado. Vamos, no es algo que cualquiera podría hacer. De hecho, me he mentalizado desde hace meses al saber que se graduaría y aún así, me sorprendí a mí misma, y es la sensación más sensacional del mundo, o al menos después de días. Pero ahora que lo dije todo, ya no hay más palabras dentro mío, y se siente como una casa vacía. A mí, me causaba cierta pena los hogares vacíos y no quería uno así, dentro.

Mis manos dejan de abrazarlo con la misma intensidad y él también hace lo mismo. Pero seguimos juntos. Siento un picor en mis ojos, pensando en que hace solo un rato me lo encontré en los balcones, pero ahora estamos fuera del auto, de su auto, luego de un paseo extendido por la congestión, debido a que usó otra ruta y aún así, parece poco. O hubiese deseado que dure más, pero...

¿De qué hablaremos? Ya hemos hablado todo, ya no queda nada más que un espacio, el cual solo se rellenaría con un "Adiós", y eso será todo. Aún así, yo quería decir "no quiero irme" y él quizá respondería "yo tampoco", como en el Royal Club y nada más nos detendrá, porque ya hemos despedido a todos y solo quedamos nosotros.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐎𝐋 ✶ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora