Me miró apenado, como si supiera que no estaba bien. Bajé la mirada pero noté que alguien me cogió la mano. Si, era él. ¿Quién si no?
- Mel, aunque yo no sepa que es perder a un familiar, quiero que sepas que puedes confiar en mí, yo intentare entenderte aunque me cueste porque no sé como te sientes… También sé que no nos conocemos de nada, pero no sé, veo que una bonita amistad acaba de nacer. –Sonrió y yo me quedé alucinada, no sabía que decir.
Me lo quede mirando, supongo que con cara de idiota. Picaron al timbre y no sabía que hacer, si abrazarle y ponerme a llorar o levantarme a abrir. Me quedé en blanco. El joven me dio un golpecito en el hombro y dijo:
- Han picado.
- Ah si… La-la puerta –Tartamudeé-. Ahora vuelvo… –Dije aun en blanco.
Me levante del sofá en el que estábamos sentados, me dirigí hacia la puerta y abrí. Me encontré al repartidor de pizza en la puerta. Ya me había olvidado de la comida, pero ahora al oler esa pizza… la barriga empezó a rugir.
- Aquí tiene señorita, que aproveche –Dijo el joven sonriendo, “Joder, que guapo” pensó mi maldito subconsciente… estúpida yo.
- Gracias –Sonreí también-. Tome, el dinero.
- A ti. Adiós –Dijo el chico y se fue con esa graciosa moto de su trabajo.
Volví a entrar a casa, cerrando la puerta con el pie, una vez cerrada me apoyé en ella y suspiré. Tantas cosas habían pasado esa tarde… me daban ganas de llorar. “3… 2… 1…” conté mentalmente y fui al salón donde estaba Michael.
- ¡Ya está la comida! –Dije alegremente. Espera. ¿Alegremente? ¿Yo? Si ya no se lo que es eso… pero, si, me salió decirlo con felicidad. Él transmite alegría, si, eso es, supongo…
- Dios, por fin, tengo un hambre... que me comería a… ¿Mi familia entera? Si, seguramente –Dijo el chico riendo.
- Exagerado –Rodé los ojos-. Pues si tienes tanta hambre ¡¿que haces aun sentado?! ¡Venga, levántate! –Reí.
El chico obedeció rápidamente, volví a reír.
Comimos rápidamente, se paso el tiempo volando.
- Mel, tengo que marcharme ya. Mis padres estarán preocupados… -Dijo con mirada triste- me lo he pasado genial.
El chico se abalanzó a abrazarme. “Ella siempre estará aquí, no estas sola.” Susurró en un tono muy dulce, las lágrimas apunto de asomar.
- No me llores más venga, enseña esa preciosa sonrisa –Me hizo sonrojar pero se me escapo una sonrisa-. Así me gusta. Oye… ¿Te gustaría darme tu numero de teléfono? para quedar algún día y eso –Dijo vergonzoso, que dulce, como decirle que no.
- Claro –Le di mi móvil y el a mi el suyo, intercambiamos los números.
Le devolví su teléfono y le acompañé hasta la puerta.
- ¿Sabes? Si sigo aquí es gracias a ti… muchas gracias –Dije y le di un beso en la mejilla. No se como tuve el valor de hacer semejante cosa, pero lo hice.
El chico, asombrado por mi acto, se sonrojó. Me sonrió y dijo:
- No me has de agradecer nada. Me gusta ayudar, y más a gente tan buena como tú. Bueno Mel, nos vemos otro día. Gracias a ti. –Sonrió y se fue.
MICHAEL’S P.O.V.
Pasaron tantas cosas esa tarde, salvé a una chica que se ha convertido en mi amiga, hemos llorado, reído… y ahora aquí estoy, volviendo a mi casa. Mientras toco la mejilla en la que me besó, con cara de gilipollas, supongo.
Anduve por aquellas largas y solitarias calles durante más de media hora. Ni un alma pasaba por ahí.
Después de ese largo camino llegué a casa. La bronca que me cayó no fue normal. Pero no me tocó otra cosa que aguantar el enfado de mi padre, eso si, por poco no me pega. Él es así.
Me escabullí a mi habitación, es como mi pequeña cueva llena de vinilos y posters. Me tiré en mi cama y me puse a pensar en ella. Sí, en Mel… El ruido de la puerta abriéndose interrumpió mis pensamientos. Era mi hermana pequeña, Janet.
- Enana ¿Qué haces aquí? –Dije reincorporándome.
- ¿Por qué se ha enfadado Joe contigo? –Preguntó tan inocentemente.
Puede que os preguntéis porque llamamos a nuestro padre por su nombre… es simple, dice que no quiere que le veamos como a un padre, simplemente como Joe o Joseph.
- Ven peque, que te cuento –La chiquilla se sentó en mi regazo, como de costumbre-. Supongo que te habrás dado cuenta de que hoy no he comido aquí, ¿no? -Ella asintió- Bien, pues resulta que he hecho una nueva amiga y me invitó a comer a su casa. Y a Joseph no le gusta que esté con chicas que él no conoce, pero ya entenderás porque cuando seas más mayor.
- ¿Es tu novia? –Pregunto con toda la inocencia del mundo.
- No… es simplemente una nueva amiga.
- Pero ella te gusta.
- ¿Qué dices, peque? Solo la conozco de hoy, no me puede gustar alguien tan rápidamente.
- Yo sé que ella te gusta. Lo se porque estás rojo, y eso solo te pasa cuando te gusta alguien. –Dios, esta niña no parece que tenga la edad que tiene… Pero, ¿Tiene razón?
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nenaaaaaas volví!! despues de un siglo pero..... aqui estoy again :D no me mateis por estar tanto tiempo ausente pls *caritas llorando*
bueno, bueno, bueno..... porfin nos vemos las faces otra vez cielitos. que decis? la pequeña Janet tiene razon? puede que si, puede que no, quien sabe.... comentad vuestra opinion para ayudarme a seguir :D
ahora volvere a subir regularmente :3
os he echado de menos jope.
ILYSM<3