Six

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- ¡¿Minato es tu hermano?! - dijo sorprendido Kakashi.
- Sí, así es. Disculpa, pensé que te lo había dicho antes...- respondió Sakura.
- No, no lo sabía. Tampoco lo hubiese imaginado. Son muy diferentes...-
- Sí... sé que Minato puede ser rudo, pero es un buen hermano. Tener que ser un guardián no ha sido fácil para él...-
- ¿A qué te refieres? -
- Él es mi hermano mayor, el único que tengo, siempre fuimos muy unidos, lo compartíamos todo. De muy joven demostró ser un habilidoso guerrero y cuando los arcángeles lo descubrieron lo llevaron a un palacio para prepararlo y que sea un guardián divino, así que repentinamente nos separaron... Cada tanto el venía a visitarnos, yo lo extrañaba mucho, pero decía que no podía oponerse a las decisiones de los arcángeles, su voluntad es absoluta.
Cuando nos encontrábamos en público ni siquiera podía tratarlo como a un igual, debía dirigirme a él como mi superior, eso me llevó tiempo entenderlo, ya no podía ser afectuosa con él.
Cuando el oráculo me designó como sucesora yo era muy pequeña y mi hermano abogó para que creciese con mis padres el mayor tiempo posible y no tuviese que ser separada de ellos como le ocurrió a él, diciendo que se haría cargo de mi seguridad. Ahí fue cuando entendí que su amor por mi seguía intacto, hasta que llegó el momento en que no pudo aplazarlo más y fui llevada al palacio.
Me sentía muy sola ahí dentro, que tuviésemos que tratarnos con tanta distancia pese a que nuestras miradas decían otra cosa era muy triste. De seguro está muy preocupado por mi en estos momentos...- dijo ella y entristeció su mirada.
- No te preocupes, aunque creo que él me detesta, le prometí que te sacaría de aquí... no estoy seguro de que confíe en mi palabra, pero así será -
- Entiendo...-
- No estés triste... te mostraré algo que quizás te guste - dijo Kakashi mientras se ponía de pie y caminaba en dirección a un hermoso piano blanco que estaba en la esquina del salón.
Tomó asiento y con sus propias manos interpretó una simple pero hermosa melodía, Sakura sonrió impresionada - ¿Te gustó? - preguntó él.
- Sí, fue muy hermosa -
- La hice para ti -
- ¿Para mi? , ¿Sabes hacer música? - preguntó ella mientas se acercaba más.
- Aún no del todo, es algo complejo, pero aprenderé a hacer cualquier cosa que te haga felíz - dijo con una sonrisa.
- Kakashi ... siempre eres tan gentil...- agradeció ella mientras lo abrazaba por detrás y le daba un tierno beso en la mejilla.
En medio de esa atmósfera romántica, ninguno de los dos podía imaginar que estaban siendo espiados desde afuera por un diminuto sirviente de Itachi.
Aquel Diablo, desde la intimidad de su habitación en el segundo reino, podía ver a través de una bola de cristal todo lo que los ojos de ese demonio alcanzaban.
Y allí estaba ella, verla amar a Kakashi de esa forma lo hería profundamente, podía sentir como el fuego de los celos ardía en su pecho.
Mientras bebía una copa de sangre, Itachi comenzaba a perderse en sus recuerdos. Profundas memorias que había intentado con desesperación olvidar, de aquellos días en que conoció a Izumi...

Muchos años atrás, Itachi recorría las calles de diferentes pueblos en busca de compañía femenina y del placer que esta traía. Bajo una cabellera negra e hipnóticos ojos color onix seducía a cuanta dama cruzara en su camino, haciéndose llamar Madara.
Sus favoritas eran las mujeres casadas o comprometidas, ya que eran atrevidas y desenvueltas en la intimidad.
Así, pasaba los días de su juventud divirtiéndose en el mundo humano, sin aferrarse a nada, sólo siguiendo sus más básicos instintos lujuriosos.
Otra de las cosas que disfrutaba era del café preparado por los humanos, su aroma agradable y sabor eran una tentación para él, así que le gustaba recorrer los bares y cafés de los diferentes pueblos que visitaba, y en uno de ellos la conoció...
Una joven dulce y muy hermosa, de sonrisa contagiosa y brillantes ojos onix, llamada Izumi.
La muchacha trabajaba como mesera de un pequeño café durante la tarde hasta la noche.
Desde que la vio por primera vez Itachi no pudo quitarle los ojos de encima, apenas estaba entrando en la madurez, era de baja estatura pero de cuerpo esbelto, cabello corto castaño y de apariencia humilde. No era para nada llamativa, pero su belleza natural resultaba innegable.
Aunque la joven lo atendía de manera amable, Itachi apenas podía responderle, se sentía intimidado por su presencia inocente.
Hasta el día en que ella accidentalmente tocó su mano mientras retiraba la taza de su mesa - Disculpe joven -
- No, se preocupe señorita no es nada -
- Viene muy seguido aquí, veo que disfruta de la lectura - comentó ella al ver un libro sobre la mesa.
- Sí, este tipo de literatura es agradable en compañía de un buen café -
- Es verdad, mi nombre es Izumi , ¿Cuál es el suyo? -
- Soy Itachi - respondió él y se sorprendió a si mismo. No sabía el por qué, pero acababa de decirle su nombre real, ya no podía retractarse.
- ¿Itachi?, es un nombre hermoso. ¿Es extranjero? -
- Mis padres lo son -
- Oh, ya entiendo. Bueno, debo seguir trabajando pero seguro nos seguiremos viendo ¿verdad?. Fue un gusto joven Itachi - sonrió ella y estiró su mano en señal de querer estrechar la de él.
Itachi sonrió, tomó delicadamente su mano y la besó, no pudo evitar seguir su impulso - Es un placer señorita Izumi - terminó por decir mientras la miraba con ojos seductores.
Ella se sonrojó por aquel gesto y lentamente se fue a continuar con su labor.
Aquel Diablo estaba encantado, su mano le pareció tan pequeña y delicada, su reacción tímida lo cautivó, quería saberlo todo sobre ella.
Así que, además de asistir al café, comenzó a espiarla para saber sobre su vida.
Durante el día asistía a un modesto hospital vestida como enfermera, en algunas ocasiones a la biblioteca del pueblo y por la tarde hasta la noche trabajaba en el café para luego regresar a su casa, pero siempre sola.
Parecía la situación ideal, una hermosa joven solitaria era una víctima perfecta para seducir.
Al principio, Itachi pensó que sería algo sencillo, pero luego se dio cuenta de que no sabía ni como iniciar. Izumi no era como las otras mujeres que el conocía, damas aburridas de la rutina de sus parejas y deseosas de tener un amante, no, ella era autosuficiente, muy activa y no parecía demostrar interés en tener pareja.
Así que comenzó a planear sus encuentros para que pareciesen casuales, y una tarde en la biblioteca local ...
Izumi estaba tratando de alcanzar un libro de un estante superior, pero al ser de baja estatura le resultaba imposible, fue entonces cuando de sorpresa Itachi apareció detrás de ella y se lo entregó - ¿Esté es el que deseabas? - preguntó él.
- Sí, muchas gra... , joven Itachi ! - se sorprendió ella - Es la primera vez que lo veo aquí -.
- Yo también a ti, tal vez simplemente no nos habíamos cruzado - sonrió
- Sí, debe ser -
-¿Qué lees? -
- Medicina, pronto tendré un examen, estoy estudiando para ser Doctora -
- Doctora, que interesante... yo ya me iba al café, solo vine a cambiar los libros, ¿te diriges hacia allá?-
- Oh sí, ya casi es la hora, debo ir a trabajar -
- ¿Te importa si te acompaño? -
Ella se sorprendió - No, no me molesta...-
- Bien, ¿Vamos? - sonrió seductor y se marcharon juntos.
El plan del Diablo era involucrarse lentamente en la vida diaria de la joven, Itachi no era de tomarse tanto trabajo para conseguir lo que quería, pero mientras más la conocía, más se sentía incapaz de obligarla a nada.
Aunque habían empezado a tratarse diariamente, aún no se atrevía a cortejarla abiertamente pues ella no demostraba ningún tipo de interés en él. La situación lo presionaba, ya que no era el único detrás de ella, al ser tan hermosa muchos hombres que concurrían al café se mostraban interesados en la joven.
Algunos eran más insistentes que otros, pero todos terminaban siendo rechazados.
Aquella situación comenzó a despertar lentamente un sentimiento desconocido para Itachi , los celos. Aunque confiaba en que ninguno estaba a su altura y que terminarían fracasando a la hora de conquistarla, el sólo hecho de que se atraviesen a mirarla lo molestaba.
Pero todo cambió una noche de invierno, el frío recorría las calles del pueblo cuya oscuridad se hacía más profunda conforme avanzaba la estación, Izumi se retiró un poco más tarde de lo habitual del local para regresar a su hogar.
Siempre se había sentido muy segura pese a volver sola de noche, pero a esa hora ya nadie transitaba por el lugar, así que apresuró su paso y al pasar por un callejón fue sorprendida por uno de los hombres que la pretendía - Izumi !, te estaba esperando - exclamó el joven.
- Que hace aquí?! - se asustó ella y lentamente retrocedía.
- He venido por ti hermosa -
- Ya le dije que no estoy interesada en usted, déjeme en paz - intentó correr pero aquel hombre la atrapó del brazo con fuerza.
- Vamos hermosa, ya no te hagas la difícil - dijo mientras intentaba arrastrarla.
Ella por el miedo sólo cerró sus ojos un instante y sintió como el muchacho abruptamente la soltó, cayendo así al suelo. Y al mirar nuevamente descubrió que otro hombre tomaba por el cuello al joven, se trataba de Itachi , quien había sido testigo de todo, pues la seguía cada noche a escondidas de camino a su casa.
- Joven... Itachi ...- murmuró ella.
Mientras lo aprisionaba contra la pared, aquel hombre, rápidamente, sacó una navaja de su bolsillo y le hizo un pequeño corte en rostro.
Con su otra mano, el Diablo tomó su muñeca y la quebró usando apenas un mínimo de su fuerza. Se moría de ganas de aplastar su garganta pero se contuvo
- Escuchame bien basura, si te acercas de nuevo a ella te juro que te arrancaré los brazos...- lo amenazó en un susurro, mirándolo con sus impactantes ojos demoníacos que brillaban en la oscuridad - Ahora vete, no se te ocurra volver por aquí - terminó por decir y lo arrojó al suelo con violencia, obligándolo a huir despavorido.
Mientras lo veía irse, Itachi sintió como la sangre bajaba por su rostro, podía haber cerrado inmediatamente la herida pero si ella lo veía llamaría su atención, así que lo dejó como estaba.
Lentamente se acercó y la ayudó a ponerse de pie - ¿Estás bien Izumi ? - preguntó gentil.
Asustada y con lágrimas en sus ojos se abrazó timidamente a él - Joven Itachi ... muchas gracias...-
Estaba sorprendido, era la primera vez que veía su fragilidad, siempre tan alegre y llena de energía, aquella faceta le era totalmente desconocida.
Al tenerla tan cerca pudo notar lo pequeña que era a su lado, deseaba abrazarla con todas sus fuerzas pero se limitó a acariciar su cabeza.
Ella levantó la vista y notó su herida - ¿Está bien?... lo lastimó -
- No te preocupes por esto, no es nada... déjame acompañarte a tu casa, por si ese loco regresa -
- Sí por favor...- respondió la joven y se fueron juntos en el medio de la noche.
Al llegar a su casa, Izumi lo invitó a pasar - Por favor déjeme curarle esa herida, es lo menos que puedo hacer...- le pidió ella y este aceptó.

El Ángel que bailaba con el Diablo( KakaSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora